Carmen Morodo calificaba las declaraciones de Del Burgo como "poco oportunas, y oportunísimas, porque coincide con una campaña del SOE con la guerra de Irak y oportunista porque Jaime Ignacio Del Burgo es diputado de UPN, y UPN se presenta a unas elecciones. Estoy de acuedo en que esas declaraciones se tienen que hacer donde se tienen que hacer, Jaime Ignacio tuvo oportunidad de pronunciarse en muchas ocasiones, pudo haber errores pero es muy fácil criticar al rey cuando ya ni siquiera es un rey".
Herman Tertsch también opinaba: "el principal problema con unas declaraciones así es hacerle el juego al SOE que quiere hablar de Irak, cuando estamos en plena campaña electoral y estamos hablando de cosas muy serias que están pasando en España: de Otegui, de cómo están desenterrando los fantasmas, y que resulta que hay muertos éticamente superiores a otros y luego serán los vivos (los que sean superiores éticamente): en este país están pasando cosas muy graves . Y lo peor es que se le hace el juego al partido socialista y al gobierno".
Arcadi Espada puntualizaba que siempre pensó que la participación española en la invasión de Irak fue "anecdótica". "En Irak se ha cometido algo repugnante desde muchos puntos de vista y eso hay que decirlo con independencia de que yo defienda la capacidad de Aznar de defender sus convicciones, porque también para hacer actos criminales hay que tener convicciones".
Paco Rosell recordaba que "dentro del PP, nadie le alzó la voz a Aznar salvo Rato y algún peón suyo, y Piqué. Pero más allá de eso, todo el mundo se retrató mirando en la misma dirección". "Muchas veces la propia sociedad es muy crítica con los partidos y los debates internos. Y eso refuerza la dirección de los partidos donde nadie levanta su voz ni nadie critica nada. El gran error de Aznar fue sacar pecho donde no debió sacarlo y poner los pies donde no debía, sobredimensionó su propia actuación".