Para quienes nos preocupamos por la humanización de la sociedad, la protección de la vida, de la maternidad y de la familia, el debate de anoche entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba resultó decepcionante.
Mientras el candidato socialista defendía lo que llamó los "avances de derechos" impuestos por ley y sin petición popular durante las legislaturas gobernadas por Rodríguez Zapatero, el candidato popular eludía el envite. Tan solo hizo Rajoy una leve mención al llamado "matrimonio" homosexual, defendido a capa y espada por Rubalcaba para decir que se remitía a lo que, en su momento, diga el Tribunal Constitucional.
Quedó claro en este sentido que el PSOE se muestra orgulloso de esas políticas sociales que han dividido a la sociedad española y que el PP ha preferido no profundizar en estos temas aunque se encuentren en su programa electoral. Una cuestión de estrategia que acaso, no haya sido percibida positivamente por muchos de quienes seguimos el debate.
Aparte estos temas, lo que se vio anoche fue a un Pérez Rubalcaba ofensivo y agresivo, tratando de interpretar a su aire el programa del Partido Popular para suscitar desconfianza entre el electorado y a un Rajoy serio y confiado en que el cambio de política económica que propone es lo que interesa a la mayoría. Él, Rubalcaba, quería hundir a Rajoy acusándolo de vaguedad e inconsistencia, leyendo a su modo algunos puntos del programa del PP y si no lo consiguió fue porque la contundencia de los datos recordados por el candidato popular no le dejó apenas respiro. Pero sí dejó claro un mensaje insidioso que Rajoy, pese a la defensa que hizo de su programa, no pudo desvanecer del todo: que el PP pretende privatizar la sanidad y la enseñanza y recortar más aún el Estado del bienestar, especialmente las pensiones. No es verdad, pero eso no le importaba mucho a Rubalcaba, necesitado de ganar votos por la izquierda con medias verdades y grandes mentiras.
En definitiva, dos formas de ver las cosas que, sin duda alguna, van a ser desmenuzadas en lo que queda de campaña electoral, a pesar de la insatisfacción por el trato dado a los temas que, además del paro y la economía, más preocupan a los españoles como es todo lo relacionado con la vida y la familia.
J. M. Martín