- El discurso de la reina de España rozó el ridículo: en un foro contra el hambre en el mundo, pidió reducir la alimentación procesada... lo que más ha reducido las hambrunas durante el último siglo de historia.
- Al mismo tiempo, solicitó la extensión de la dieta mediterránea, como si el problema de los hambrientos consistiera en mantener una buena figura.
- Por el contrario, Francisco se refirió a la especulación, "incluso financiera", con los alimentos.
- Además, exigió a la FAO (ONU) que abandonara los grandes planteamientos para centrarse en el "sujeto real": el hambriento.
Saquen ustedes sus conclusiones. Cumbre de Nutrición -otra forma de hablar del hambre en el mundo- de la FAO en Roma. Intervienen doña Letizia (en la imagen) y el Papa Francisco.
La Reina de España hace un discurso ecologista y políticamente correcto. Es decir, un discurso ridículo en un foro internacional sobre nutrición, es decir, sobre el hambre: pidió -mañana del jueves 20- que se adoptara la dieta mediterránea. Y esto es bello e instructivo, pero el problema del hambriento no es gozar de buena figura, Majestad, sino matar el hambre, algo mucho más prosaico pero más relevante. Hay muchos que no pueden elegir entre una dieta rica en grasas y una saludable dieta mediterránea, porque no disponen ni de lo uno ni de lo otro.
Seguía su Majestad el planteamiento eco-panteísta, que tanto gusta al actual monarca, esposo de la oradora, Felipe de Borbón. Lo que importa no es dar de comer al hambriento sino mimar al planeta. El hombre al servicio de la tierra en lugar de lo contrario.
Y ya entrados en harina, la Reina Letizia pidió que se termine con la "alimentación procesada". ¿Se da cuenta nuestra Reina de que la industria agroalimentaria es la que ha liberado de las hambrunas del pasado a la humanidad En su delirio ecologista, marchamo actual de la Zarzuela, Doña Letizia llegó a hablar de la huella ecológica que deja el transporte de alimentos (¿qué comerán en Palacio)
Los distributistas querían volver al campo. ¿Doña Letizia, quiere que volvamos a la caverna
Incluso rozó el triste paradigma -sobre todo triste- del 'somos lo que comemos', cuando solicitó un estilo de vida "saludable y equilibrado", lo que, sin duda, consolará a los hambrientos del Congo. La existencia es algo más que lo que comemos, Majestad.
Por contra, el Papa Francisco se dejó de ecologismos y recordó que el sujeto de la Cumbre era el hambriento, no la dieta mediterránea. Vamos, que primero debemos ocuparnos de la cantidad y el reparto de alimentos, antes de entrar en la calidad de los mismos.
Y que los alimentos, recordó el Papa, también están sujetos a especulación, incluso financiera. Hombre, aquí simplemente falta matizar: sobre todo, especulación financiera.
Por eso, el Papa solicitó "justicia" para acabar con el hambre en el mundo, "no sólo legal, sino también distributiva".
Al Papa Francisco sólo le faltó tocar el principal problema actual sobre el hambre en el mundo, que no es ecológico (este planeta puede alimentar a decenas de humanidades, gracias al genio del hombre que sabe explotar los recursos naturales) sino político, es decir, de egoísmo.
En plata: las subvenciones agrícolas de los países ricos (sobre todo EEUU y la UE) que destrozan la agricultura de los países pobres.
Porque lo primero es dar de comer al hambriento y darle los medios para producir su propia subsistencia. A partir de ahí, y sólo a partir de ahí, nos preocuparemos de la dieta mediterránea y la huella ecológica, Majestad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com