En los primeros días de noviembre, los cementerios son muy visitados y adornados de flores.
La palabra viene del griego y significa "dormitorio". Es un lugar dedicado a la sepultura de los cuerpos de los difuntos, que esperan, por el poder de Dios, la resurrección gloriosa y el juicio universal, distinto del juicio particular, acaecido para el alma nada más separarse del cuerpo.
El cementerio es un lugar sagrado, bendecido litúrgicamente como los lugares dedicados al culto. Antiguamente se construían al lado de las iglesias. Ahora son las autoridades civiles quienes mantienen los cementerios. He aquí lo que dice el Código de Derecho Canónico (1240): "Donde sea posible la Iglesia debe tener cementerios propios, o al menos, un espacio en los civiles, bendecido debidamente, destinado a la sepultura de los fieles. Si esto no fuera posible, ha de bendecirse individualmente cada sepultura".
El respeto a los difuntos, que se da en casi todas las culturas, es expresión de la fe, la esperanza y caridad de los vivientes.
Miguel Rivilla San Martín