Para entendernos, el Plan FROB sitúa la aportación máxima a un banco en crisis en el 2% de los Activos Ponderados de Riesgo (APR).

Considerando que el coeficiente de recursos propios exige un 8% de dichos recursos, estamos hablando de un 25% de esos recursos. Caixa Catalunya ya los ha roto porque ha pedido mucho más dinero, como se rompió ese límite, antes de nacer, con la lacerante intervención de Caja Castilla-La Mancha.

Quiero decir que esto del Plan de Rescate Bancario es una filfa y una coartada. Filfa, porque lo lógico -y cada vez hay más voces que lo solicitan- es que si un banco entra en dificultades se le deja quebrar y el Estado pague al contribuyente los 100.000 euros -máximo, a los que se ha comprometido. Eso es lo que hay que hacer, no utilizar el dinero del nuestros impuestos para paliar el desastre creado por los propios intermediarios.

Pero, sobre todo, la crisis de las cajas no es más una excusa para que el Gobierno central y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), pergeñen entidades financieras a su media y si fuera posible, regidas por su amigos y sus correligionarios.

Otrosí: no olvidemos las prudentes palabras de Emilio Botín -sí, de vez en cuando dice palabras prudentes-: la gestión bancaria no se debe medir por los recursos propios sino por la mora. 

Por último, la actitud del Gobierno y del Banco de España, empeñado en encontrar crisis hasta debajo de las piedras, especialmente en las cajas de ahorros, están creando crisis reales. En economía, la imagen acostumbra a crear la realidad, y si las autoridades hablan de lo mal que está el sistema bancario, de que ya han adelantado dinero para solucionar dichos problemas, mientras el supervisor amenaza con intervenir -Cajasur- si no se dejan absorber por quien el supervisor dice, es muy probable que en lugar de alguna entidad en dificultades tengamos a todo un sistema en crisis o, al menos, bajo sospecha. El dinero es miedoso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com