Sr. Director:

En una radio malagueña, unos señores, pertenecientes a un movimiento religioso cristiano, pero no católico, afirmaban que Jesús no iba al templo y no fundó ninguna Iglesia, y que la Iglesia Católica era un invento del emperador Constantino, quien llenó la liturgia católica de elementos paganos.

Bien. El derecho a la libertad religiosa es uno de los más básicos de la persona humana, pero ese derecho no otorga un salvoconducto para falsear la historia.

No digo que estas personas manipulen la historia con mala intención, pero el hecho es que la falsean.

En primer lugar, Jesús sí iba al templo, todos los años como los judíos piadosos, y también durante su período de predicación pública. Basta leer el Evangelio para saberlo.

En segundo lugar, nada contradice en la Escritura a la fundación de Jesús de una iglesia. Él, en efecto, habla repetidamente del Reino de Dios, pero igualmente habla de la iglesia cuando dice, por ejemplo, "sobre esta piedra edificaré mi iglesia", refiriéndose a Pedro. Se pueden aportar otras citas. Pero, además, sus doce discípulos más directos –salvo Judas- se ponen a la cabeza de la Iglesia tras el día de Pentecostés. Los Hechos de los Apóstoles y demás textos del Nuevo Testamento están llenos de referencias a la Iglesia.

Lo del emperador Constantino ya se lo he oído igualmente a los testigos de Jehová. Constantino dio libertad a la Iglesia, y promovió la construcción de basílicas, iglesias públicas que antes no eran posibles por estar los cristianos perseguidos.

Pero concluir de ahí que Constantino fundó la Iglesia o que llenó la liturgia de elementos paganos, es un salto en el vacío.

Quien conoce algo de la religión romana sabe, en primer lugar, que los templos no servían para que los "fieles" orasen, sino para que los sacerdotes ofreciesen sacrificios. Por eso eran mucho más pequeños que las basílicas cristianas. Un templo romano y una basílica cristiana se parecen como un huevo a una castaña.

Y la liturgia cristiana, basada fundamentalmente en la lectura de la Escritura y en el sacrificio eucarístico del pan y del vino no tiene nada que ver con los cultos romanos. Hay testimonios bastante anteriores a Constantino de que los cristianos celebraban la eucaristía de un modo bastante semejante a como se sigue haciendo hoy. El cambio fundamental que se opera tras Constantino es de lugar: de iglesias domésticas se pasa a iglesias públicas.

Señores, crean en lo que quieran, y si no quieren ser católicos, no lo sean, pero no manipulen la historia. También decía Jesús que "la verdad os hará libres".

Antonio Barnés Vázquez

barnesius@gmail.com