Pero la corrupción no sólo es la vulgaridad de financiar a un partido político o al propio bolsillo con favores públicos, es decir, con el dinero de los demás. El espíritu del corrupto nace en el momento mismo en el que el concepto de Bien Común (uno de los valores no negociables de Benedicto XVI) provoca una sonrisa cínica. Por otra parte, no es posible luchar contra la corrupción partiendo de una actitud relativista, del nada es verdad, nada es mentira, todo es verdad según el cristal con que se mira. Porque, en principio, si no existen normales morales objetivas, ¿contra qué norma moral, contra qué justicia, está atentando el corrupto cuando mete la mano en la caja? Pero López Diéguez lo explica mejor que yo.
Alternativa Española (AES) entiende que la democracia sólo es una forma válida de convivencia desde el momento que surja de la aceptación de valores que deben inspirar el proceder democrático, que no provienen de las ideologías de partido sino en todas aquellas verdades que promocionan a la persona individual y colectivamente entre los que cabe destacar la dignidad y el Bien Común como fin y criterio regulador de la vida política.
Los representantes en democracia (los políticos) tiene un compromiso con el destino del pueblo y no con ellos mismos y por ello han de servir y ejercer las virtudes: modestia, generosidad, defensa del Bien Común y no el prestigio y el logro personal.
Estas virtudes del político son rigurosamente contrarias a la corrupción que traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social.
La corrupción hace que las opciones políticas favorezcan los objetivos limitados de quienes poseen los medios para influenciarlas e impiden la realización del Bien Común de todos los ciudadanos, prostituyendo el sistema político de convivencia y la debilitación del Estado por la desconfianza generada y el menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes.
Los recientes escándalos y procesos judiciales en que parte de la clase política está inmersa y que afecta a la mayoría de los grupos con representación parlamentaria, provoca en Alternativa Española (AES) una necesaria respuesta ante la opinión pública sobre lo que el deber ser de una democracia orientada al Bien Común tendría que aportar a los españoles.
Este Bien Común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada uno, si no que es indivisible, teniendo una responsabilidad las personas que participan en la vida pública aún mayor.
Contemplamos con enorme preocupación el deterioro de las instituciones políticas que han centrado el objetivo real de sus actividades en el bien particular de un grupo, de un partido, de una determinada clase de personas, tratando para ello de conseguir el poder y de perpetuarse en él.
Cuando un político pone sus intereses, o los de su grupo, por encima del Bien Común, el orden político oprime, asfixia. La corrupción viola la justicia y mina los lazos básicos de confianza entre los individuos, la comunidad política y quienes confían en la autoridad legal.
Alternativa Española no puede admitir la extensión y complacencia con la corrupción. Resultaría muy difícil persuadir a las españoles de lo que está mal si el ejemplo dado por políticos corruptos no tiene castigo ni por la justicia, ni por los propios partidos donde han anidado esos comportamientos.
La corrupción y otros subterfugios mediante los cuales algunos escapan a la obligación de la ley y a la prescripción del deber social, en beneficio del Bien Común, deben ser firmemente condenados por incompatibles con las exigencias de la Justicia.
Alternativa Española espera que tanto el Poder Judicial, como la Inspección Tributaria actúen de forma contundente contra quienes han desviado caudales, se han enriquecido a la sombra de cargos políticos y han recibido sustanciosas compensaciones de forma injustificada, aún después de haberlos dejado.
Alentamos a que la actual organización judicial sea transformada radicalmente para que su independencia y servicio a la sociedad no tenga sombra de parcialidad alguna. Recordamos la propuesta programática de Alternativa Española en relación a que los Magistrados recuperen su capacidad de ser elegidos y nombrados por su propia institución sin interferencia de poder o partido político alguno.
En Alternativa Española consideramos que el político debe abrazar el vivir una virtud que nos ayude a actuar con justicia hacia los demás en la toma de decisiones.
No es admisible el espectáculo de lujo, riqueza desmedida y desprecio al pueblo en estos graves momentos de crisis nacional y económica, con cifras de desempleo cercanas a los cinco millones de españoles.
Es reiterado el criterio doctrinal que la democracia no es un fin si no un medio, y que la democracia por sí misma no se legitima y no es buena per se, si no sostiene valores y se somete a la moral, es un instrumento para potenciar y promover valores; es por ello que desde Alternativa Española postulamos la referencia a una Moral Objetiva como delimitadora de lo que es bueno o malo, correcto o indeseable en la vida política. Esta Moral es anterior y superior a todas las instituciones y es la garantía misma de la libertad. Esta Moral Objetiva es contraria a todo relativismo, que puede convertirla en un totalitarismo de partidos inadmisible. No entendemos una democracia que se tenga por tal sin estas consideraciones.
Por último, AES, como partido Social Cristiano de inspiración Católica, hace suya la Instrucción pastoral de la Comisión Permanente de la CE Española que afirma cuando el compromiso social y político es vivido con verdadero espíritu cristiano se convierte en una dura escuela de perfección y en un exigente ejercicio de las virtudes. La dedicación a la vida política debe ser reconocida como una de las más altas posibilidades morales y profesionales.
Rafael López-Diéguez
Secretario General de Alternativa Española (AES)