En pocos días se verán en las calles de Valencia y otras localidades de esta Comunidad las fallas (en Alicante hogueras).
Son auténticas obras de arte, creadas con fecha inmediata de caducidad: al filo de la medianoche del 19 de marzo, en que serán destruidas por las llamas después -eso sí- de poner en solfa algo de lo mucho malo que hay en el mundo.
En torno a la más excelsa obra de arte que hay sobre la tierra, la vida humana, se da también en nuestra sociedad esta especie de binomio, solo que por separado: unos crean, y otros destruyen la vida humana en gestación. Entretanto se consigue anular la ley del derecho al aborto, varias Comunidades autónomas gobernadas por el PP -la primera, según creo, la Valenciana- tienen creadas o en trámite de aprobación medidas encaminadas a proteger económica y -en su caso- sicológicamente a la madre gestante, y al nasciturus, al que ya se incluye en el cómputo familiar a efectos de baremación en los beneficios reconocidos a las familias en razón del número de hijos.
En el otro lado, parece claro quién se encarga de destruir a esas personas de carne y hueso -los bebés en formación- que no son ninots de madera y cartón como los que se plantarán en las fallas de Valencia.
Amparo Tos Boix