La solidaridad debe de ser limitada en el tiempo y en la cuantía. Se puede decir más alto, pero no más claro. Esta es la declaración de intenciones del secretario general de CiU, Artur Mas, realizadas durante su intervención en un acto organizado por el Foro Nueva Economía, en la mañana del miércoles 2. Su punto de llegada, a dónde quieren llegar, es a un nuevo sistema fiscal que incluya los siguientes puntos: autonomías fiscal, recorte de la cuota de solidaridad a un máximo del 4%, agencia tributaria propia y creación de una comisión mixta, bilateral y paritaria para la resolución de conflictos.
Estas son las cartas encima de la mesa. Pero el meollo, la columna vertebral, es el dinero. Pasar del 8% al 4% del PIB en participación en el Estado supone la gran aspiración. La ambición catalana, que Maragall dice compartir. Eso sí, Mas propone que quede claramente diferenciado el desglose: un 2% de cuota de participación en los gastos del Estado que la Generalitat no asuma y un 2% de cuota de solidaridad. Ya saben, la Generalitat no está interesada en tener embajadas en Camerún ni en tener un ejército propio. Resulta mucho más rentable que lo pague el Estado español y que se financie la cuota parte.
Mas se basa en el modelo alemán para su propuesta del 4%. Los landers germanos tienen un sistema de solidaridad marcado con un máximo del 4%. Nos dice Mas, sin embargo, que el equilibrio territorial alemán es muy superior al español. Da igual. Debemos sacar el máximo jugo posible al actual escenario, señala. Creo que lo hemos entendido.
Con todo, lo que no se termina de explicar es si esta reforma financiera se aplicará a todas las comunidades o será exclusiva catalana de manera asimétrica. ¿Por qué Cataluña sí y Madrid no?, se preguntaba un alto representante empresarial.
Por otra parte, Mas marca distancias con Maragall en materia financiera. Critica la insistencia del president en el modelo de pagar por renta y recibir por población. La razón de la crítica es que no colma las aspiraciones financieras de los catalanes. Sería dar marcha atrás como los cangrejos, señala. O si lo prefieren, se lo traduzco : el modelo Maragall dejaría la participación de Cataluña en el Estado en el 6% frente al 8% actual, pero lejos del 4% propuesto por CiU. Quiero que quede claro que la propuesta de Maragall no va a salir porque nosotros tenemos la llave aritmética, recuerda Artur Mas.
Después viene la interpretación política. CiU sabe que un nuevo Estatut significa mayoría absoluta del PSC. Así que su propuesta es tensar la cuerda sabiendo que su propuesta no va a salir. Mas afirma que está comprometido con los intereses del país y que CiU está por encima de las batallas de partidos. Pero deja claro que son la llave aritmética.
¡Ah!, y por si a alguien se le ocurrió exigir unanimidad a la propuesta del Estatut, recuerda que el consenso de 2/3 es exigible y la unanimidad deseable, pero que no está dispuesto a que la unanimidad sea el precio a pagar por descafeinar la reforma estatutaria.