Por muchos años no entendía eso del poder. Por mucho tiempo no comprendía los sermones de los sacerdotes en contra de: El tener, el poder, el placer.
Y, poco a poco, este año que ha pasado con mucho dolor en la historia política, y socio económico de mi amada Honduras, he ido conociendo conceptos de Poder que antes no conocía, comprendiendo así su verdadera definición.
Mientras se lleva a cabo la Toma de Posesión de don Porfirio Lobo como Presidente de nuestra República de Honduras, vivo un encuentro de sentimientos y pensamientos que me hacen conmoverme hasta la más minúscula fibra de mi existencia, casi asomándose algunas lagrimas de emoción a mis pupilas, mientras mi corazón se nutre de la sabiduría del más profundo conocimiento de una verdad, a veces dura, de la humanidad y su afán de obtener el poder, cualquier poder y a veces el más absoluto y dictatorial, a veces aplastante, asfixiante poder.
Todavía nos asustan crudas frases como:
El poder enferma, Ansias de poder, Hambre de poder, Demasiado poder, Abuso de poder, Mal uso del poder, Matan por el poder, El poder corrompe.
El poder es incluso considerado un afrodisíaco. Increíble, ¿verdad?
Cambia también la fisonomía de las personas, desde la mirada hasta el lenguaje corporal, unas veces para bien, otras, para mal. Dependiendo desde que perspectiva se ha asumido el poder.
Sin embargo, para mí sólo hay una perspectiva correcta del poder: tiene que ser puesto al servicio de los demás, al servicio de Dios.
La única manera en que el poder puede ser efectivo es con una buena dosis de amor, de amor verdadero.
Esto sólo es posible, según Benedicto XVI, con la Justicia del Amor que hace al hombre sentirse más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.
De esta manera la dignidad de la persona es vivificada junto con la justicia, por el amor, dice el Pontífice, viviendo la equidad con el prójimo, teniendo en el corazón el verdadero sentido de ser servidor público: Servir a los demás, no a sí mismo.
El Poder verdadero tiene como valores la Justicia, la Verdad, y la Caridad.
Honestidad, Humildad, Sencillez y Amor deben de predominar en el ejercicio del Poder.
Son las personas grandes que honran a los puestos, no los puestos a las personas grandes.
Son las personas pequeñas que se honran en puestos grandes.
Es realmente la gente grande que hace cosas maravillosas en puestos pequeños.
Recordando que sólo Dios es todopoderoso, podemos servir bien en donde estemos, con poder o sin él, considerándonos indignos de tomar el lugar que solo a Jesucristo le corresponde para Honra y Gloria de Dios, no de nosotros mismos.
A la mayoría de los seres humanos, especialmente a los que ostentan el poder, se les olvida quien es realmente el dueño del poder, quien realmente otorga el poder.
Y esto nos lo recuerda Jesucristo en su tercer interrogatorio ante Pilato en el Evangelio de San Juan 19:9-11 cuando Pilato dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Jesús no le dio respuesta ninguna. Díjole entonces Pilato: ¿A mí no me respondes? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte? Respondiole Jesús: No tendrías ningún poder sobre mi si no te hubiera sido dado de lo alto.
Por eso hoy le pregunto al Señor Lobo: ¿Reconoce usted que el Poder que se le ha otorgado viene de lo alto, que Dios se lo concedió por medio del voto del pueblo?
¿Reconoce usted que los ciudadanos que votaron por usted le han facilitado el Poder?
¿O cree que usted lo obtuvo solo?
Quiero también preguntarle hoy, por medio de este escrito, aunque preferiría hacerlo personalmente si usted tuviese el valor y la humildad de hablar conmigo, ¿qué piensa hacer usted con el poder que se le ha otorgado? ¿Lo usará para bien?
¿Manipulará a su antojo las situaciones para beneficio de su presidencia, olvidándose de la verdadera razón por la que el pueblo voto por usted? ¿Venderá la dignidad del hondureño al mejor postor? ¿Disimulará los crímenes de las figuras públicas de administraciones pasadas, apoyándoles en cargos que no se merecen para evadir así la justicia, promoviendo el crimen, el robo, la mentira, el fraude, el soborno, en todas las esferas al no dirigir un gobierno en que cada ciudadano tiene que enfrentarse a la justicia y responsabilizarse de las consecuencias de sus actos?
¿Permitirá usted que las pruebas en contra de personas que han manipulado el poder en administraciones pasadas y en la actual, se pierdan?
Quiero recordarle, señor Lobo, que dos males no hacen un bien. No es correcta esa ecuación. No se pueden corregir los errores del pasado, cometiendo errores parecidos, coqueteando con el mal, accediendo a presiones externas, pues entonces nuestra amada Honduras no es soberana, libre e independiente.
Acaso, ¿tiene usted miedo de gobernar sin dinero ajeno? ¿Tiene miedo usted de empezar programas para que Honduras sea auto sostenible? ¿No tiene valor, señor Lobo, de gobernar con las limitaciones históricas pero también con la dignidad y fortaleza ganadas en el último año?
Sabe, la dignidad es lo último que una persona debe de perder, es lo que hace que los pueblos como Honduras que no tienen mucho más, tengan finalmente una identidad valiosa, no la tire a la basura, no nos venda por unos centavos más, por las monedas de Judas, no traicione usted la confianza que llevaba implícito cada voto, no negocie todo, llegue a puntos de encuentro, no a situaciones comprometedoras para usted y para el país, no arriesgue lo ganado. No prostituya más a Honduras, una nación de mucha esperanza, de mucha fe, y de mucho amor. Recuerde usted que ha ido a la Iglesia, incluso ha leído durante la misa, o hecho peticiones al dueño del Poder, al todopoderoso, recuerde usted que la mejor de estas tres virtudes teologales, es el amor.
Así que ame un poco más la dignidad del hondureño, ame un poco más a nuestra Honduras, ame más la pobreza natural que la riqueza obtenida con trucos nefastos, y con compromisos vergonzosos.
Hay una diferencia grande entre reconciliación y manipulación.
Pida sabiduría, pídala de verdad para que usted pueda hacer buen uso del Poder.
Dios se la dará si la pide, para que no nos engañe como el Lobo feroz a Caperucita Roja.
No queremos que usted sea el Lobo y Honduras su caperucita. No, señor presidente, no queremos ser su caperucita.
Honduras es una nación que ya no quiere ser prostituida ni vendida al mejor postor, Honduras quiere ser ejemplo para las naciones, quiere ser pura y Cristiana, y dice Honduras, una vez más, por mi medio: no al comunismo, no al socialismo, no a la farsa y sí a la verdad, a la pureza, a la democracia, a la justicia, a la paz.
Sí, al Poder Divino, No al poder humano. Sí al Señor Presidente, No al Lobo Feroz. Sí a Honduras, Soberana y Digna, Bella y Libre.
No a caperucita, engañada, atemorizada, burlada, utilizada, manipulada, abusada.
Que viva Honduras, que viva Honduras, que viva Honduras, poderosa nación en Cristo Jesús.
Kawas de García