Sr. Director:
Estos últimos días hemos podido apreciar que en el tercer juicio ante el Tribunal Supremo al que se enfrenta Baltasar Garzón ya no están de por medio oscuras tramas de corrupción ni fosas franquistas, que tanto excitaron a los miembros de la farándula y a la extrema izquierda, sino algo más prosaico y maloliente: haber pedido dinero a entidades cuyos directivos tenían causas pendientes en su juzgado y sacarse por la patilla un curso para su hija por importe de 21.650 dólares.
Estos últimos días hemos podido apreciar que en el tercer juicio ante el Tribunal Supremo al que se enfrenta Baltasar Garzón ya no están de por medio oscuras tramas de corrupción ni fosas franquistas, que tanto excitaron a los miembros de la farándula y a la extrema izquierda, sino algo más prosaico y maloliente: haber pedido dinero a entidades cuyos directivos tenían causas pendientes en su juzgado y sacarse por la patilla un curso para su hija por importe de 21.650 dólares.
En total 2,5 millones de presunto cohecho impropio. Si a Camps, por 14.000 euros, se le echó encima toda la maquinaria del Estado durante tres años, ¿qué debería caerle a Garzón? Después de esto aún hay relevantes políticos (Sra. Chacón) que se extrañan se juzgue a este juez. ¿Es que un juez, por muy estrella que sea y por muchos servicios que haya prestado, debe tener derecho a "patente de corso"?
José Morales Martín