El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, desayunaba en la mañana de este martes con la Asociación para el Progreso de la Dirección. Una comparecencia para explicar la visión del Gobierno sobre la reforma laboral que, una vez que se apruebe en las Cortes, entrará en vigor el próximo 1 de julio. Caldera animó a los empresarios a beneficiarse de los incentivos que la ley ofrecerá durante el segundo semestre de 2006 a las empresas que hagan fijos a los trabajadores contratados como temporales. Además, a partir de esta reforma laboral, los contratos temporales serán más caros que los indefinidos, puesto que se reducen las cotizaciones para esto últimos en un 0,75%: este es el momento de la conversión, advirtió el ministro. Con ello, el Gobierno intentará que los contratos temporales dejen de ser el paso inevitable hacia el contrato indefinido.
Otro de los objetivos que señaló Caldera es el de corregir los malos hábitos, como el encadenamiento de contratos temporales, la rotación de trabajadores con contrato temporal para un mismo puesto o la falta de transparencia en las subcontrataciones prácticas abusivas que, según el ministro, tienen un origen cultural más que legislativo.
El propio Caldera reconoció que los cambios que produce la ley no son radicales, pero expresó su convicción de que se conseguirán grandes avances. En definitiva, una reforma ambiciosa, tranquila, eficaz y coherente, en palabras del ministro de Trabajo.