• Bruselas aprueba tanto la compra de EPlus por Telefónica como la de ONO por Vodafone.
  • Y marca criterio, porque obliga a Telefónica a vender un 30% de la red alemana, un buen pellizco.
  • El modelo europeo, aceptado por el sector, significa que se busca un máximo de tres operadoras por país y de entre cuatro y seis las grandes operadoras intercontinentales.
  • Y todo ello vuelve a abrir el debate sobre la deglución de las pequeñas operadoras por las grandes.
  • Y un debate paralelo: ¿las infraestructuras -de todo tipo- deben estar en manos privadas o regresar al sector público

Antes de despedirse, el comisario de la competencia de la Comisión Europea, el español Joaquín Almunia (en la imagen), ha decidido aprobar la compra de ONO por Vodafone y la aún más relevante operación de compra de la alemana EPlus por la española Telefónica.

Ojo, no se lo ha puesto fácil a la operadora de César Alierta, que tendrá que ceder un 30% de su red. Pero lo cierto es que, con esta decisión se abre una nueva etapa: la etapa de las fusiones de telecos en Europa.

La idea es que en cada país queden tres granes operadoras y que en el conjunto de Europa sean seis quienes controlen el mercado. Y ojo, porque aún hay otro paso final: la fusión de reguladores en la Unión Europea o, si lo prefieren, la unificación de criterios y de normativa reguladora para toda la Unión Europea.

Ni qué decir tiene que algunas operadoras, especialmente la inglesa Vodafone y la española Telefónica, pueden sentirse tentadas de romper el mapa y de ir hacia fusiones trasatlánticas, especialmente con compañías norteamericanas o mexicanas. Especialmente, ATT y Verizon quieren entrar en Europa a toda cosa. El problema es que la llamada consolidación de las telecos -en plata, que el pez grande se coma al chico- está mucho más avanzada en EEUU que en la UE. Y así, en un proceso de fusiones transoceánicas, resulta que los gringos tienen todas las de ganar.

En cualquier caso, se ha abierto la veda. Las fusiones entre las antiguas compañías de bandera son difíciles pero no imposibles. Además, habrá que pensar en posibles fusiones de compañías medianas. Por decir algo, las grandes son Vodafone, Telefónica, Deutsche Telekom y France Telecom. Entre las medianas figurarían Portugal Telecom o Telecom Italia o KPN, ésta con Carlos Slim todavía dentro.

Y todo ello vuelve a abrir el debate sobre la deglución de las pequeñas operadoras por las grandes. Un debate pagado porque lo que está claro es que las grandes se van a comer a las pequeñas, sí o sí. Y eso es lo malo.

Y un debate paralelo: ¿las infraestructuras -de todo tipo- deben estar en manos privadas o regresar al sector público La verdad es que apenas existen fuerzas políticas en Europa que estén dispuestas a revertir al Estado las infraestructuras en telecomunicaciones... o en cualquier otra cuestión. Pero tampoco conviene olvidar que todo el caos en infraestructuras comenzó cuando las compañías privadas se hicieron con las redes. Antes el asunto estaba muy claro: las infraestructuras eran del Estado y los productos o la información que circula por ellas eran de empresas privadas. Y el modelo funcionaba con eficiencia. Lo que ocurre es que los Estados se endeudaron demasiado y se vieron obligados a privatizarlo todo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com