• La presidenta chilena está siguiendo una política muy parecida a la ZP: capitalismo en lo económico y política de ingeniería social (aborto, gaymonio, etc.) en lo social.
  • De visita en España, ha explicado que también pretende una reforma educativa y otra de la Constitución.  
Prosigue la visita de Estado a España de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet (en la imagen). Hoy ha ofrecido un discurso ante las Cortes Generales reunidas en el Congreso de los Diputados en el que ha destacado el "rasgo común" entre el malestar ciudadano con la clase política y las instituciones que se vive actualmente en España y el malestar que también existe en Chile, país que se encuentra en una "encrucijada" para mejorar la igualdad y la justicia social.

Pero Bachelet, en su segundo mandato  -pues gobernó entre 2006 y 2010- quiere llevar a cabo en su país un ambicioso programa de reformas económicas y sociales que pueden resumirse en capitalismo en lo económico y política de ingeniería social (aborto, gaymonio, etc,) en lo social. Es decir, puro 'zapaterismo' pero aplicado al país sudamericano.

Bachelet también pretende una reforma educativa, que se ha topado con la oposición del movimiento estudiantil, pues considera que se ha hecho de espaldas a ellos. Esa reforma persigue garantizar que todos los niños, desde los primeros meses de edad, tengan garantizada una educación gratuita de calidad. La reforma pretende, además de garantizar la gratuidad, incluso en la educación superior, poner fin a la selección de alumnos por parte de los centros.

La presidenta chilena también ha expuesto en el Congreso español la voluntad de su país de elaborar una nueva Constitución, "que incorpore a todos y que sea la expresión genuina del Chile de hoy (...) y que ponga en el centro de sus valores la dignidad de las personas", ha dicho hoy.

Suponemos que doña Michelle se refiere a la dignidad de 'algunas' personas, pues con la aprobación del aborto que impulsa en Chile (en los casos de inviabilidad del feto, peligro para la madre y violación), los niños abortados no tendrán la dignidad suficiente como para merecer el derecho a la vida.

Y es que, como explicamos, Bachelet es una mujer del Nuevo Orden Mundial, empeñada en implantar en su país políticas de ingeniería social, como el citado aborto o el matrimonio homosexual, ambas en clara oposición a la ley natural. 

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com