Sr. Director:
El ministro del Interior, José Antonio Alonso, pretende controlar las predicaciones que se hacen desde las mezquitas y púlpitos de las demás religiones, incluyendo las de los sacerdotes católicos en las parroquias.
Que esté tranquilo el señor Alonso, que en los templos católicos sólo se incita al amor al prójimo desinteresadamente, aunque éste no sea correspondido, hacer el bien sea quién sea y de la religión que sea (como ejemplo tenemos las misiones, hospitales, orfanatos, leproserías...), cumplir los Mandamientos (en el "no matarás" se incluye aborto y eutanasia), las Bienaventuranzas y, en fin, el Evangelio de Dios que Cristo ofreció al mundo hace dos milenios. Así de sano y sencillo. Nada de odios o inmolaciones, sólo puro amor.
El ministro Alonso, recordemos, votó años atrás contra la reforma del Código Penal para sancionar con más rigor el terrorismo callejero y el cumplimiento íntegro de condenas a delincuentes y terroristas. Esa misericordia contra los maleantes desentona con su intransigencia hacia temas religiosos.
Queda en entredicho el cacareado talante de ZP con éste ministro.
César España
espana5@ozu.es