Era Emilio Botín, quien financiaba la compra de La Razón por Anson, pero el Gobierno catalán se opuso. Lara se convierte en una marioneta en manos del Tripartito. Eso sí, el editor vendió al Gobierno Zapatero el cese de Anson como contrapartida del pacto digital. Ahora, Carlotti vuelve a presionar para entrar en el Mundo. Inversiones Hemisferio, la inmobiliaria de Lara, se ha convertido en el objeto de chantaje permanente por parte de PSC y sobre todo, ERC.

El cese de Luis María Anson como presidente fundador de La Razón tiene mucha más miga de la que se ha contado y de la que el propio Anson ha insinuado que ya es abundante. En efecto, de fuentes del propio Planeta, Hispanidad ha podido confirmar que es cierto el intento del periodista y académico de comprarle a Lara la participación de control, operación prohibida por el Gobierno catalán, tanto por ERC como por el PSC, producto, en parte, del odio africano que Carod Rovira siente por Luis María Anson desde que, hace ahora casi dos años, tras la entrevista en Perpignan, del líder independentista con representantes de ETA, La Razón publicara a un Carod estrechando la mano de un encapuchado. La verdad siempre resulta muy molesta.

Desde ese momento, ni el PSC ni ERC han dudado en presionar a José Manuel Lara, primer accionista de La Razón, de la misma forma que le presionaron, y nuevamente cedió, para que adquiriera Avui junto a Javier Godó, un diario catalanista ruinoso, cuya compra le reprochó personalmente José María Aznar al editor barcelonés. Por cierto, en la calle Génova, sede del Partido Popular, a Lara le llaman el traidor.

Pues bien, lo que no se ha dicho es que Anson ofreció a Lara comprarle La Razón con dinero de Emilio Botín, presidente del Santander, con quien el fundador de la razón mantiene buenas relaciones. No tan buenas como las de Pedro J. Ramírez, amigo personal de Ana Patricia Botín (aunque esta no le ha hecho consejero de Banesto, y esto le ha dolido mucho), pero amigo a fin de cuentas. Nada hace disfrutar más al señor Botín que otorgar créditos a los editores, que es mucho más práctico que ofrecérselo a los periodistas.

Segunda novedad: Lara responde positivamente (sí positivamente) a las reclamaciones de Anson, que quería comprometer a parte de la redacción, muchos de los cuales, periodistas de espléndida pluma, que han venido trabajando mano a mano con él desde el ABC (ya saben, el ABC verdadero).

Y es entonces cuando el Tripartito se planta. Los socialistas catalanes tienen una forma rápida y eficaz de enterarse de todo lo que ocurre en el grupo de Lara: José Miguel Abad, director general de Planeta, el que fuera gerente de las Olimpiadas Barcelona 92, es un fiel socialista y aún más leal colaborador de Pasqual Maragall.

Pero la manía persecutoria de ERC exige a Lara que no le ofrezca La Razón a Anson y que, además, le quite los galones. Tenía que ser un cese humillante. Y así ha sido. Desde hace un año Anson apenas mandaba en La Razón (ya desde la recta final de Vera el anterior director). Ahora, abandona el edificio, más que nada porque Lara no sólo no le ha vendido el periódico sino que, además, ha decido privarle de algunas pequeñas gabelas, tales como chófer, guardaespaldas, cocinero y camarero. A Lara, basta con citarle el nombre de Inversiones Hemisferio para que se eche a temblar. Se trata del grupo donde la flamilla Lara posee un 68% del capital, con sede en Barcelona, y que representa el otro inversor en materia inmobiliaria, de construcción, ocio, etc.

Pero Lara no es tonto, y ha vendido la defenestración de Anson. Lo que le vende al Tripartito es fácil vendérselo al Gobierno de Madrid. Nexo común: José Montilla, titular de Industria.

Por ejemplo, le ha vendido el Pacto Digital, vergonzante acuerdo entre el oligopolio de editores y el Gobierno Zapatero para mantener el actual estado de cosas en la TV digital, un banquete al que sólo ha ido invitado un nuevo comensal: la opción creada por las dos grandes productores socialistas: Globomedia y Mediapro. A cambio, Lara, al que conviene que A-3 TV siga siendo el canal televisivo de derechas, se queda con cuatro canales digitales, lo mismo que Tele 5 y Polanco. No es de extrañar que no se haya imaginado la apertura de la Cuatro ni el amañado concurso del nuevo canal de TV digital. Ni tan siquiera Vocento y Pedro J. Ramírez, a quien el Gobierno ha asegurado dos canales, se ha atrevido a protestar.

Pero el asunto no acaba ahí. La venta de la razón a Anson, que se hubiera llevado a efecto si no fuera por la obsesión anti-ansoniana de Carod y Maragall, hizo sonreír de gozo al consejero delegado de A-3 TV, Maurizio Carlotti, que está empeñado en que Lara abandone La Razón y compre El Mundo. No es que al PSC le importe mucho que Lara compre El Mundo, pero aquí el que se niega es el propio Lara: domesticar a Pedro J. Ramírez es sencillamente imposible o te lo cargas, con las consecuencias ulteriores, o te acostumbras a que en El Mundo manda él.