- Y al menos 100.000 católicos han abandonado el norte del país por la amenaza de los yihadistas.
- Sin embargo, el encargado de Comunicaciones de la Diócesis de Maiduguri, Gideon Obasogie, relata: "Seguimos siendo fieles a la enseñanza de la Iglesia sobre el testimonio con nuestra presencia".
Un gran número de nigerianos están atrapados y obligados a seguir la estrecha interpretación de las reglas de la Sharia en varias ciudades como Bama, Gwoza, Madagali, Gulak, Shuwa, Michika Uba y Mubi. Y un gran número de refugiados se han escondido en cuevas en las montañas, y sólo una minoría ha conseguido llegar a ciudades capitales como Maiduguri o Yola.
El encargado de Comunicaciones de la Diócesis de Maiduguri, P. Gideon Obasogie, relató a Fides que la última de las ciudades bajo control de Boko Haram mencionada en su lista, Mubi, es un importante centro cristiano con una mayoría de población creyente y una notable actividad comercial. "Tiene dos parroquias importantes, la de San Andrés y la de la Santísima Trinidad, así como dos capellanías en el Politécnico y en la Universidad del Estado de Adamawa". Sin embargo, el panorama para la Iglesia cambió radicalmente tras la llegada de los terroristas.
"El 29 de octubre fue un día triste para nuestra diócesis" se lamentó el sacerdote. Ese día, las fuerzas de Boko Haram obligaron a marcharse a unos 50 mil habitantes de la ciudad. "Un buen número de ellos huyeron hacia Camerún, donde permanecieron atrapados durante días, incluidos cinco sacerdotes y dos religiosas", describió. "Con la caída de Mubi, de seis decanatos tres están ocupados por los terroristas".
El informe oficial de la diócesis de Maiduguri sobre la toma del territorio bajo su jurisdicción, reproducida por Fides, arroja cifras de extraordinaria gravedad sobre lo que constituye una tragedia humanitaria: más de 2.500 católicos fueron asesinados y unos 100.000 católicos fueron desplazados de sus tierras. 26 sacerdotes, más de 20 religiosas y 200 catequistas tuvieron que dejar la región. El total de niñas y jóvenes secuestradas es de más de 200 y fueron destruidas 50 parroquias. Cuatro de los cinco conventos existentes fueron abandonados a causa de la violencia.
La lista de poblaciones tomadas (que menciona únicamente las más importantes) se eleva a 32 y la capital del estado de Borno y sede de la Diócesis, Maiduguri, se encuentra totalmente rodeada por los terroristas, a excepción de la carretera que conduce a Damaturu. Desde este lugar, la Iglesia mantiene el testimonio de su presencia en medio de la tribulación.
Sin embargo, Gideon Obasogie destaca el compromiso de la Iglesia aún bajo las preocupantes circunstancias: "Seguimos siendo fieles a la enseñanza de la Iglesia sobre el testimonio con nuestra presencia".
Urgen oraciones por los cristianos perseguidos por su fe en Cristo.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com