“El amor nunca se rinde”, con esa frase tiraron hacia adelante los protagonistas de esta historia. Un drama basado en hechos reales que narra la historia del reverendo W.C. Martin y su esposa Donna, líderes de una pequeña iglesia de la localidad de Possum Trot (Texas) quienes, en el año 1997, movilizaron  a su comunidad para adoptar a niños abandonados del sistema de acogida. Lo que comenzó como un gesto de compasión se transformó en un movimiento sin precedentes, logrando la adopción de 77 menores para que “Que no hubiera ningún niño sin hogar”.

Distribuida a nivel internacional por Angel Studios, responsables de éxitos como Sound of Freedom (que denunciaba la pederastia), este film tiene un claro contenido espiritual desde el momento que las familias de acogida lo hicieron claramente por sus creencias. Narrada en primera persona por la esposa del reverendo, aunque en un principio parece que va a ofrecer una historia edulcorada, pronto ser acerca a la realidad desde el momento que muestra los problemas que esas familias cristianas tuvieron con esos niños que habían sufrido la violencia o el abandono, a los que se sumaron otros de índole económica. El relato deja claro que para salir adelante se apoyaron en su fe y de ahí sacaron fuerzas en los momentos de debilidad y sufrimiento.

Protagonizada por actores no conocidos, y de desarrollo demasiado extenso, quizás para los espectadores españoles lo más chocante resultarán las ceremonias religiosas de esa comunidad, compuesta fundamentalmente por ciudadanos negros, donde la música y los mensajes del reverendo están cargados de una desmesurada rotundidad teatral.

Para: los que le guste el cine con poso espiritual