Los alienígenas vuelven a la Tierra, veinte años después del primer ataque, con las peores intenciones. El espectáculo está servido. Sin complejos, el cineasta Roland Emmerich apuesta por una película comercial que utiliza los mismos elementos que la original, Independence Day, que cosechó, en el año 1996, un asombroso éxito de taquilla a pesar de las fuertes críticas recibidas  o, lo que es lo mismo, muchas secuencias de acción, efectos visuales resolutivos (cuyo responsable es el oscarizado Volker Engel), diálogos simplones y unas subtramas de relaciones humanas defendidas por personajes simpáticos. Sin olvidar la comicidad, que podría ser catalogada de pueril y facilona. Han pasado veinte años desde el catastrófico ataque alienígena y todos aquellos que sobrevivieron empiezan a notar síntomas que les indican que algo vuelve a amenazar la tierra. No obstante, en este periodo de paz, caracterizado por la concordia entre las  naciones de todo el mundo, no se ha perdido el tiempo y, con ayuda de la tecnología extraterrestre recuperada, se ha desarrollado un gran programa para la defensa del planeta. Más aún, el mayor esfuerzo se ha realizado en el campo de la aviación militar, que ahora cuenta con los mejores pilotos de todos los tiempos: entre ellos el hijo del mítico coronel Steven Hiller, fallecido, precisamente, en un accidente o la hija del expresidente de EEUU. Uno de los apartados más "currados" de esta cinta es el reparto, que combina actores que vimos en Independence Day con otros rostros nuevos y populares. Si bien Will Smith se descolgó de esta secuela, siguen en la brecha Jeff Goldblum (que interpretaba a un famoso científico) o Bill Pullman (que encarnaba al mismísimo presidente de EEUU) que trabajan al lado de estrellas emergentes como el atractivo Liam Hemsworth, famosísimo gracias a su participación en la saga Los juegos del hambre. Nos encontramos ante un producto típico de vacaciones estivales que tiene como único objetivo intentar desenganchar de la monotonía laboral, aunque les advierto que si se busca cierta trastienda en su desarrollo, también se puede encontrar…Y eso que Emmerich, que es alemán, realiza el cine estadounidense más patriota. Para: Los que vayan al cine a estar "fresquitos" con el aire acondicionado y poco más Juana Samanes