Cuando al Nuevo Orden Mundial, es decir, al demonio, hay algo que no le gusta, su red de medios y políticos niegan la mayor, y comienzan a esgrimir su mantra favorito: todos conspiranoides y en contra de la seguridad. Esta vez le ha tocado a Taburete.

El 18 de noviembre, el grupo de música Taburete estrenaba nuevo tema, Brindo. Este estreno ha estado rodeado de polémica, más aún de la que suele acompañar al joven grupo y sus integrantes. ¿El motivo? Primero les pido que vean el vídeo:

Cuando la canción fue publicada en su canal de Youtube, lo hicieron con una dedicatoria: “peones en el tablero, titiriteros de los que moldean a su gusto las circunstancias, presos de la telaraña esperando escuchar el sonido que hace la fiera cuando intuye cerca a su presa, jugadores sin un as bajo la manga. Así nos ven quienes juegan, así nos brindan quienes nos bailan; jaque mate por la escuadra”. Sobra decir que las críticas no se han hecho esperar. Para los medios progres españoles solo hay dos explicaciones, los de Taburete son unos conspiranoides y, por tanto, un peligro para la seguridad, o la canción es irónica.

Pero el propio líder de la banda, Willy Bárcenas, ha reconocido recientemente en una entrevista que, si bien el tema comenzó siendo una canción de amor, al ver las fuerzas políticas que nos dominan hoy y todas las libertades que nos roban día a día, una frase le vino a la cabeza: Voy a matar al león de apetito constante. Por tanto, el mundo mediático asumió la primera premisa, los de Taburete son negacionistas, conspiranoides y representan un peligro para la salud y la seguridad ciudadanas.

En el vídeo de la polémica, podemos ver cómo la propia banda, caricaturizada, y dirigida por Luis Cobos, quien también ha participado en la canción, se infiltra en una fiesta de lo que parece ser la élite del Nuevo Orden Mundial, representada como lagartos y cerdos. Allí su plan es claro, acabar con ellos. Acabar con la fiesta del Nuevo Orden Mundial. En la fiesta, el NOM pletórico está celebrando el éxito de su plan y llega a desplegar una pancarta con la rúbrica “Nuevo Orden Mundial 2020”.

Uno de los miembros del grupo abandona el escenario y al recorrer la casa podemos ver toda la simbología que acompaña a la misma, cuadros donde los lagartos pisotean y acaban con la especie humana y la pirámide con el ojo que todo lo ve, símbolo masónico por excelencia. Entonces, el integrante del grupo llega a una habitación con una mesa donde encuentra unos papeles. En ellos aparecen escritas frases como “Nuevo Orden Mundial”, “extinguir la especie humana”, “la verdad no importa”, “asustar con una catástrofe”, “para la crisis del clima, con violencia, pacíficamente, las naciones deben desaparecer". Es decir, encuentra el plan del NOM para dominar la sociedad en base al consenso progresista, fundamentado en el relativismo moral, la ideología de género y lgtbi, el ecologismo radical y en esclavizar a la raza humana a través del miedo a la pandemia. También encuentra unas pantallas donde se intuyen siluetas de cómo somos observados y controlados. Las imágenes son tan repulsivas que el miembro de la banda vomita al verlas. Afortunadamente en la canción, los miembros del grupo consiguen cumplir su objetivo y acaban con los cerdos y lagartos, es decir, con el NOM y su plan maléfico.

Y aún a riesgo que el director de este periódico me tache de cursi, diré que brindo, brindo porque haya jóvenes valientes que no tengan miedo a que se les llame conspiranoides y a ser condenados al ostracismo por ello. Y brindo porque Facebook, Google, Twitter y Soros sigan censurando nuestros artículos, porque eso es que estamos haciendo algo bien.