- Los analistas avisan del peligro de apalancamiento con la última compra, la americana Hogolic por 1.761 millones.
- El empresario independentista catalán deja sus funciones en su hijo y en su hermano Raimon Grifols.
- Pero con una deuda en la compañía de hemoderivados que ha pasado de 3.800 millones a 5.410 millones.
El consejo de administración de
Grifols ha aprobado, según lo previsto hace un año, el relevo en la cúpula de la multinacional catalana de
hemoderivados y así lo ha trasladado en un
hecho relevante a la CNMV. El consejero delegado,
Víctor Grifols Roura (
en el centro de la imagen), traspasa sus funciones a su hermano
Raimon Grifols (
derecha) y a su hijo
Víctor Grifols Deu (
izquierda) pero, eso sí, con una deuda galopante.
Víctor Grifols Roura es el empresario catalán tan conocido por su
fortuna (la décima de España según el ranking de
Forbes, con unos 2.500 millones), como por su apoyo a la
independencia de Cataluña. Por más cosas también, paradójicamente, como
por llevarse el dinero a Irlanda para pagar menos impuestos.
Desde el punto de vista de la gestión, deja un problema, la
deuda, agravada con su
última operación: la compra de la división de diagnóstico transfusional de
Hologic por 1.761 millones de euros. La cruz de esa adquisición, la segunda mayor del grupo, no está en el precio, sino en el aumento del
apalancamiento, como han destacado los analistas.
Esa operación eleva la deuda un 42%. Estaba hasta ese momento en 3.800 millones y pasará a unos 5.410 millones. Para financiarla, ha pedido un
crédito bancario de 1.600 millones a la banca, lo que puede castigar el
rating crediticio.
Es lo que opinan, por ejemplo, los analistas de
Bankinter, que recomiendan, a medio plazo, estar atentos a la capacidad de Grifols para reducir el apalancamiento.
Los analistas del
Sabadell valoran "muy negativamente la poca claridad en la información publicada ya que no permite sacar conclusiones claras sobre una operación que en nuestra opinión es relevante (supondrá al menos un 10% del valor de la empresa)". Las dudas vienen de que Grifols no especificó el valor de la operación, entre otras cosas, o la participación que adquiere.
Y ese es el problema que tendrá que afrontar ahora el hijo y el hermano, en calidad de consejeros delegados solidarios desde el 1 de enero próximo. O lo que es lo mismo, les tocará
apretarse el cinturón. El
patriarca, de 66 años, seguirá como presidente no ejecutivo. El plan sucesorio se completa con el nombramiento de
Thomas Glanzmann como vicepresidente no ejecutivo, mientras que
Iñigo Sánchez-Asiaín seguirá como consejero coordinador.
Rafael Esparza