- Lo primero, descristianizarse. El laicismo se convierte en la marca de fábrica del nuevo monarca.
- En la proclamación de hace un año no hubo ningún tipo de ceremonia católica.
- Curas fuera de la católica monarquía española… siguiendo los deseos de SM la Reina Letizia.
- Y esa ha sido la principal advertencia de la nueva Zarzuela: ni curas ni bendiciones en los actos públicos donde participe el monarca.
- Y Jaime Alfonsín lo tiene claro: borrar el olor a católica de la Monarquía española.
- Y lo segundo: que el monarca no tenga amigos ni le deba favores a nadie.
- Eso sí: vive enclaustrado y se dedica a honrar a quienes nunca le ayudarán a mantenerse en el Trono.
Un año ha pasado desde la Coronación, Proclamación, o como quieran llamarlo, de
Felipe VI (
en la imagen) como sucesor de Juan Carlos I a título de Rey de España. Jaime Alfonsín tomó las riendas como nuevo jefe de la Casa Real y, con el apoyo entusiasta de la Reina Letizia, ha impuesto el laicismo como marca de fábrica del nuevo monarca. Ya saben:
SM la Reina de España no soporta a tres tipos de colectivos: curas, militares y políticos. Y así se lo hizo saber a don Juan Carlos y Doña Sofía el día en que les comunicó su abdicación.
Durante la proclamación no hubo ni el menor asomo de ceremonial católico en la históricamente católica Monarquía española. Felipe VI se negó en redondo hasta al más mínimo gesto. Su mano derecha, Jaime Alfonsín, ya deja claro que en cualquier inauguración o acto en el que participe Su Majestad deben desaparecer curas, bendiciones y cualquier referencia a la religión (a la católica, naturalmente, el resto no molesta). Y esto aunque el organizador sea una institución católica o no. De hecho, es uno de los peajes que cualquiera, por ejemplo las universidades católicas, deben pagar si quieren contar con la presencia de Sus Majestades.
Iglesia no, pero ONG's sí. Cuantas más mejor. Y son colectivos más o menos marginales -aunque poderosos, como por ejemplo el lobby gay-, lo que haga falta. Jaime Alfonsín quiere un monarca políticamente correcto.
Y no el resulta fácil el empleo porque, digámoslo de una vez, Felipe VI ha vivido en un ambiente de tolerante progresismo… que significa justamente eso que están ustedes pensando. Y de donde no hay no se puede sacar.
Tampoco ha rechazado algunas medidas quedan bien en televisión, por ejemplo que se hay rebajado el salario en un 20%. Ahora bien, el salario supone una retribución menor, absolutamente menor, dentro de lo que es el Presupuesto de la Casa Real, que controla el monarca a su libre albedrío. En cualquier caso, lo de no recibir regalos no está mal.
Alfonsín incluso le ha enclaustrado. No quiere que el monarca reciba a quien no debe, fuera de los circuitos oficiales. Ahora bien, eso significa que sí existe una corte de la Reina Letizia pero no una corte de Felipe VI. Y eso no es lo importante: lo importante es que la política de la Casa Real consiste en honrar a la progresía… que será quien les deje tirados en caso de emergencia para la corona. Por ejemplo, en el caso de que crezca el sentimiento republicano, ¿cuáles serán los apoyos del monarca?
En cualquier caso, Alfonsín está tranquilo mientras las encuestas sigan diciendo que la visión de los españoles acerca de la monarquía ha mejorado con Felipe VI. Voluble es la demoscopia cuando de Reyes hablamos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com