- La filial española del banco suizo atraviesa uno de sus peores momentos.
- En abril, y después de cinco años, sustituyó a Antonio Viana-Baptista por Wenceslao Bunge como consejero delegado.
- El objetivo, regresar al 'top 5' de banca de inversión y banca privada en nuestro país.
En las oficinas centrales de
Credit Suisse, en Zúrich, andan preocupados con su filial española. No está dando los resultados previstos y ha pasado a ser un problema. Tanto es así que le han lanzado un ultimátum:
o mejora de forma rápida o tendrá que cerrar. Y la situación global del grupo tampoco ayuda: en 2015, el banco registró unas pérdidas de 2.500 millones de euros.
La primera medida para enderezar el rumbo de la filial española la tomó el banco en abril de este año, cuando cesó al primer ejecutivo,
Antonio Viana-Baptista, y lo sustituyó por
Wenceslao Bunge, hasta entonces responsable global de banca de inversión.
Viana-Baptista no se marchó, precisamente, por la puerta grande.
Según la entidad, durante sus cinco años al frente de
Credit Suisse España, la entidad ha perdido peso específico y ya no figura en el 'top 5' de entidades, algo inadmisible para uno de los bancos de inversión y de banca privada más importantes del mundo.
Precisamente,
el primer objetivo de Bunge es recuperar el terreno perdido. Y medios para lograrlo no le van a faltar. Tampoco los mediáticos, como muestra la entrevista que publica este lunes Expansión, en la que el
Ceo de banca de inversión de Credit Suisse,
Jim L. Amine, asegura que el banco "invertirá y fichará más ejecutivos para España".
Sea como fuere,
los frutos deben llegar pronto o se cumplirá el ultimátum. Amine marca el ritmo: "Espero que el negocio de banca de inversión vaya mejor durante el tercer y cuarto trimestre", asegura. ¿Significa eso que si no se cumple, cerrarán el negocio en 2017? No, pero sí da una idea de la
urgencia que tienen en Suiza por ver el banco, otra vez, en el 'top 5'.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com