Yolanda Díaz se felicita por los datos del paro mientras sigue aumentando el número de personas que buscan comida en los cubos de la basura
Asegurar que las cifras de paro registrado correspondientes al mes de marzo son buenas (bajada de casi el 60.000 inscritos) –tal y como está haciendo el Gobierno- es un ejercicio de propaganda muy interesante que sólo la semi-podemita Yolanda Díaz podía atreverse a ejecutar. Lo cierto es que tenemos 400.000 inscritos más que en marzo de 2020, ya iniciada la pandemia y, sobre todo, contamos ya con la triste cuasi-evidencia de que lo que más desempleo ha provocado en España no es el virus: han sido las medidas restrictivas de la libertad de movimientos impuestas por el Gobierno Sánchez.
Hasta la propia vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, optó por retrasar la recuperación económica y advirtió contra estas cifras que ahora, su compañera de Gabinete, Yolanda Díaz, presenta como un gran éxito.
Sánchez sigue en la misma línea: en lugar de crear puestos de trabajo, aunque sea en industria pública o vía infraestructuras, lo que hace es subvencionar el paro
De hecho, si contamos los empleados en Erte, los autónomos cruzados de brazos, los insertos en cursos de formación y otros postores de empleo con características limitadas o parciales, nos situaríamos en un paro real muy por encima del 25% de la población activa, un porcentaje que entre jóvenes alcanza sobradamente el 40%.
En Trabajo aseguran que hay gente saliendo de los Ertes: sólo faltaba que no salieran, aunque la CEOE pretende ampliar nuevamente la duración de este oneroso sistema de borrar parados de las listas y de acabar con la paciencia del buscador de empleo. Eso sí, curiosamente la CEOE no pide que se supriman las cuotas sociales y se liberalice el despido que es lo que aseguraría la reconstrucción.
El empleo en España seguirá siendo precario mientras no se establezca un solo contrato indefinido y con indemnización pactada de antemano
Por lo demás, la política laboral de Sánchez sigue en la misma línea: en lugar de crear puestos de trabajo, aunque sea en una industria pública, lo que hace es subvencionar el paro.
El aspecto más positivo es que se reanuda el ritmo de contratación y los inscritos en la Seguridad Social. Aumenta el porcentaje de indefinidos aunque sigue por debajo del 15%. Y así continuará hasta que de una vez por todas se liberalice el empleo con un solo contrato, siempre indefinido y con indemnización pactad de antemano.
Al final, el espejo vuelve a enseñar la misma imagen: mientras el Gobierno se felicita, España no sale de las colas del hambre y de los cada vez más numerosos buscadores en los contenedores de basura.
Si no fuera por el miedo al virus… se provocaría un estallido social.