- El maquillaje contable del pasado nos ha vendido unos activos de valor inflado.
- Con todo, el problema de Abril-Martorell es que no es capaz de venderle una estufa a un esquimal.
- La carísima compra de Tecnocom disfraza los resultados de la gestión. Pero es flor de un día.
- De hecho, el incremento de beneficio que le ha hecho subir en bolsa es un espejismo. Mientras no facture más y mejor…
- En resumen: Abril-Martorell estará contento; su plantilla no tanto.
Indra no lo ha pasado bien últimamente. La práctica contable de proceder a activar los diferentes proyectos que se encontraban en curso en base
a las expectativas de recuperabilidad en el tiempo, suscitó un maquillaje contable innecesario en su cuenta de resultados, incrementando de manera importante
el volumen de sus activos y mejorando su rendimiento económico. Tal fue la situación que la intervención de un nuevo equipo directivo imputó a resultados gran parte de estos intangibles y contingentes, derivando en un proceso de saneamiento que llevó a un ERE para una parte importante de su plantilla.
Su aportación al
valor añadido convertía su actividad en un lastre difícil de gestionar. En fin, el juego de las estimaciones contables que dirían en la facultad, en ocasiones más próximas a
la labor de un tahúr que a la de un economista. Demos un voto de confianza en cualquier caso a la profesión, al fin y al cabo son la voz y el lenguaje de las empresas. Y maquillar, en determinadas manos, no es bueno,
mejor quedarse con los defectos.
En esta ocasión –cambiando de tercio, pero en la misma corrida–,
los resultados del tercer trimestre de 2017 de Indra pueden ser calificados de excepcionales. Un cambio radical, un cambio de imagen más allá del uso de nuevas técnicas de maquillaje. Cirugía estética afirmamos. Los ingresos del grupo tecnológico crecen a lo largo del periodo en un 8,5% alcanzando
un importe total de 2.116 millones de euros, gracias en gran medida a la aportación de Tecnocom, que aportó al grupo un total de 167 millones de euros. Ello deriva en un
resultado operativo de 124 millones de euros, un 18,7% más respecto a los 104 del periodo anterior, con un margen ebit del 5,8%.
Este incremento en las ventas y del resultado operativo ha derivado en un beneficio neto de 85 millones de euros al cierre del periodo, un 76% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, algo excepcional. En ello mucho tiene que decir el proceso de aceleración del crecimiento orgánico,
más allá de la aportación realizada por Tecnocom, con un aumento del 7%, basando su actividad de manera importante en la mejora del margen (8,1% frente a 7,7% del mismo periodo del ejercicio anterior)
y al negocio de las elecciones y al tráfico aéreo. La broma es fácil, pero no, nada tiene que ver con el pseudoreferéndum del prófugo
y alocado belga, que en un gran problema va a meter al país centroeuropeo. Y ahora, para más inri, arremete contra la UE por colaborar con el
golpe de estado. Si lo querías amigos, así va a ser difícil. Para que vea Europa con lo que hemos tenido que torear estos años.
Desahogos aparte, que en fondo relajan siempre, y sin tener en cuenta el efecto económico de los desvaríos
políticos catalanes, la cartera de pedidos de Indra se ve incrementada en un 14,9% en los nueve primeros meses, elevando la cifra hasta los 3.694 millones de euros. En ello mucho tiene que decir
Tecnocom. Para eso la compraron. Parece que el objetivo de sinergias operativas comunicadas en el momento de su compra, estimadas en 30,5 millones de euros,
se está produciendo a ritmo más rápido del planeado y con un coste menor al inicialmente previsto.
Finalmente,
la aportación de nuevos proyectos se ve apoyada en una reducción de su
deuda neta en un 8,7% en los últimos tres meses, hasta los 680 millones de euros. Sin el efecto Tecnocom, la deuda habría quedado sólo en 460 millones. Los flujos netos de caja se incrementan en un 1,1%
hasta los 44 millones de euros, toda una transfusión para la gestión de los
nuevos proyectos.
Ante estos datos
Indra saca pecho, y confirma sin temor a equivocarse, el mantenimiento de estimaciones de ingresos, margen Ebit y generación de caja ya indicadas en su momento,
incluso antes de la integración de Tecnocom. Todo ello en un clima de incremento del personal, un 4% más respecto del mismo periodo del ejercicio anterior, gracias, eso sí,
a la incorporación de la tecnológica. En caso contrario, la plantilla se habría reducido en un 13%, 4.789 empleados menos. En algún sitio tenía que estar el truco de estos datos.
En definitiva,
Fernando Abril–Martorell (
en la imagen) estará contento, para eso le han contratado.
Su plantilla no tanto.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com