El Gobierno Sánchez no va a subir solo el impuesto a la banca, un desafío del que pende la amenaza de fuga de Santander y BBVA, sino que plantea una mayor presión fiscal generalizada con una víctima: las clases medidas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha hablado y de sus palabras sale una larga lista, que afecta sobre todo, ojo, las rentas del trabajo -por cuenta propia o ajena-, y las rentas de ahorro.

Montero explicó los planes de su reforma fiscal en una entrevista a RNE, el jueves, en la que mantuvo el suspense sobre el Impuesto de Sociedades (entre 25% y 23%) y abrió el melón de “la totalidad del IRPF”. El resultado final depende de la negociación con Podemos (a temblar) pero el avance es inquietante.

Medidas:

Cambia la tributación por dividendos, con nuevos gravámenes. Los dividendos son una de las vías de ahorro para los pequeños inversores. Forman parte, por eso, de lo que se conoce popularmente como rentas de ahorro, aunque la ministra prefiere llamarlas rentas de capital.

La listas es larga pero afecta sobre todo a las rentas del trabajo -por cuenta propia o ajena-, y a las rentas de ahorro

Esas rentas tributan ahora en función de tres tramos: el 19%, hasta 6.000 euros, al 21%, si llegan a 44.000 y al 23% a partir de 50.000 euros, al 23%. En el primer tramo están concentradas las clases medias, aunque Montero no bajó a la arena de en cuántos puntos se sustanciará la subida.

La reforma fiscal planea igualmente más impuestos para los incrementos o ganancias patrimoniales, que también resucita el Impuesto de Patrimonio, cedido a las comunidades autónomas -regulan el mínimo exento, el tipo, deducciones y bonificaciones-, pero siempre en consonancia con la norma nacional, que podría cambiar.

Eliminación de los beneficios fiscales de los planes de pensiones privados, cuya consecuencia sería que esas aportaciones dejaran de desgravar en la declaración de la renta. Montero lo justifica, con el argumento podemita, de que favorece a las rentas altas, cuando no es así: es la alternativa elegida por las clases medias para contestar, no solo a la presión fiscal, sino al negro horizonte de las pensiones.

Subida del impuesto sobre el diésel, que también penalizará a todos, con 3,3 euros más al mes

Subida del impuesto sobre el diésel, que también penalizará a todos, con 3,3 euros más al mes. El coche no es un bien para ricos, sino un instrumento de todos, pero supondrá un añadido 40 euros anuales para un conductor medio (profesionales al margen).

Respecto a la subida del IRPF, Montero se mojó poco respecto al aumento de los tipos impositivos: todo depende de las negociaciones con Podemos. Está claro, no obstante, que el tipo máximo subiría entre 3 y 4 puntos para las rentas más altas, a partir de 145.000 euros, con un tipo máximo del 52%.

Para el resto, no se sabe -la ministra no se pronunció-, pero los que ganan más de 60.000 euros, aseguró, son clase media, con profesionales liberales en muchos ámbitos, de la médicos, abogados o profesores de universidad.