- Y sin obligación de transparencia. Últimos datos publicados: septiembre de 2015.
- Así se vende la banca española reflotada por todos los contribuyentes.
- La entidad propietaria del fondo Apollo quiere aumentar su masa crítica y compra el negocio hipotecario de General Electric en España.
- Objetivo: abandonar los números rojos este año.
La (breve) historia de
Evo Banco no es una historia de éxito, sino de despropósitos. Recuerden: nace en marzo de 2012 como una marca comercial del nacionalizado
NCG Banco para operar en todo el territorio nacional excepto en Galicia, Asturias y León, es decir, donde tenía su
core business la matriz. Así, las oficinas de
NCG Banco fuera de esas regiones pasaron a formar parte de
Evo Banco.
Los hitos más importantes llegaron poco después. En septiembre de 2013, el
FROB vendió
Evo al fondo
Apollo, uno de los más especulativos del mundo, por 60 millones de euros. Sin duda, una decisión muy controvertida. En octubre de ese mismo año, el
Banco de España le otorgó ficha bancaria propia. El despropósito se había consumado.
¿Hasta qué punto es acertado vender un banco a un fondo de este tipo? Para calmar al personal, el BdE se apresuró a decir que
Apollo tenía compromiso de permanencia de, al menos, cinco años. Pocos. Además, ¿para qué se lo das a alguien al que le tienes que obligar para que se quede cinco años como mínimo? Por su parte, el fondo fundado por
Leon Black (
en la imagen), aseguró que mantendría los más de 500 empleos.
Por supuesto, su promesa duró menos que un caramelo en la puerta de un colegio y comenzó el despido de trabajadores hasta que en diciembre de 2015, los sindicatos y la dirección llegaron al acuerdo de no ejecutar más EREs en los próximos dos años. Ilustrativas fueron entonces las palabras de CCOO: "Para el grupo
Apollo no existe una visión a medio plazo, lo quieren todo, y lo quieren ya". Vamos, lo ideal.
En definitiva,
Evo Banco actúa como si la regulación no fuera con él. Y no menos importante es la falta de transparencia. Un dato: los últimos resultados publicados por el banco corresponden a septiembre de 2015, y gracias a la
AEB. Por cierto, registró pérdidas de 13 millones de euros... según ellos.
Sólo se oye hablar del banco cuando se le cae la web, como ocurrió el pasado 11 de abril, o cuando realiza alguna operación corporativa. La última, la compra del negocio hipotecario de
General Electric en España, por el que habría pagado nos 300 millones de euros. El objetivo no es otro que ganar masa crítica –lo comprado supone el 10% de su balance- para abandonar los números rojos este año.
Pero antes de conocer los resultados de 2016 habrá que saber cómo fue 2015. Vamos, digo yo. Y ya estamos en abril.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com