Boeing ya está más cerca de volver a volar a gran altura tras las crisis del 737 Max y del Covid
El accidente del Boeing 737 MAX del pasado domingo, que operaba Ethiopian Airlines en el que fallecieron 157 personas, ha puesto en el punto de mira no sólo a Boeing, sino también a EEUU. Y es que este país es un actor más en la fabricación de aviones, pero el principal en lo que a regulación se refiere: más de medio planeta certifica y vuela con sus reglas, más o menos adaptadas al contexto local.
Es decir, el mundo sigue las directrices estadounidenses en temas de seguridad aérea. Algo que no debería ser así. Y esto coincide con la rivalidad perenne y creciente entre las agencias de uno y otro lado del Atlántico: la americana (Administración Federal de Aviación, FAA por sus siglas en inglés) lleva tiempo acusando a la europea (Agencia Europea de Seguridad Aérea, EASA) de falta de diligencia... Ahora es el tema del Boeing 737 MAX el que coloca bastante mal a los americanos y más después de que más de 50 países, incluida la UE, China y EEUU, así como otras tantas aerolíneas hayan suspendido los vuelos de dicho modelo.
Más de 50 países, incluida la UE, China y EEUU, así como otras tantas aerolíneas han suspendido los vuelos de dicho modelo
Y ojo, porque el reciente accidente del avión de Ethiopian Airlines es el segundo en casi cinco meses, tras el de la aerolínea indonesia Lion Air, que dejó 189 muertos. En este último se sospechó de los sensores de vuelo o del software que los maneja pero aún no se sabe el verdadero motivo y ahora, el software ha vuelto a quedar en entredicho. En concreto, se trata del software de control del vuelo conocido como MCAS: tras el accidente de Indonesia, FAA y EEUU lanzaron una directiva que informaba de la existencia de este nuevo equipo para mejorar la seguridad en las aeronaves y la necesidad de que se formara a la tripulación. Claro que el segundo accidente ha despertado dudas sobre si este último aspecto se ha cumplido o no.
Y ojo, porque China podría aprovechar esta crisis de Boeing para dar alas a su emergente constructor nacional de aviones, COMAC, que prevé iniciar sus vuelos comerciales en 2021. China ha invertido muchísimo en copiar tanto el 737 de Boeing como el Airbus A320 con su modelo COMAC C919... y puede acabar rompiendo el tradicional duelo entre los gigantes aeronáuticos estadounidense y europeo.