Calidad Pascual ha visto menguado un 36% su beneficio neto en 2019, hasta los 7,5 millones de euros, por mayores gastos de personal y costes de amortización. Sin embargo, ha ganado en sostenibilidad, pues ha logrado reducir sus emisiones de carbono un 18,7% entre 2015 y 2019, lo que equivale a la absorción de CO2 de 195.000 árboles en crecimiento durante 30 años o a evitar la combustión de nueve millones de litros de gasóleo.

El grupo alimentario familiar con sede en Aranda de Duero (Burgos) tuvo una facturación de cerca de unos 700 millones de euros (+1,2%) en 2019, según las cifras recogidas en el Registro Mercantil a la que ha accedido Expansión. Pero ahora y en el futuro, la sostenibilidad es una de sus claves, pues dejará de usar botellas de plástico virgen en sus botellas de agua Bezoya este año, utilizando plástico 100% reciclado, y también usará tetra bricks de leche más ecológicos, hechos a base de un 89% de materiales renovables. 

Hace unas semanas, Calidad Pascual alcanzó un acuerdo con sus trabajadores para reorganizar su estructura y adaptarse al nuevo mercado. Lo hará con un despido colectivo de unos 137 trabajadores (un 31% menos de lo previsto en un principio) a través de bajas incentivadas y jubilaciones incentivadas, de su distribuidora Qualianza, del área industrial y de servicios centrales.