- ¿Para evangelizar? Evidentemente no: para que Giménez Barriocanal pueda codearse con los señores de la prensa.
- Los obispos no se atreven a frenarle, sobre todo porque cuenta con el apoyo del secretario de la Conferencia, Gil Tamayo.
- Últimos logros del dinero derrochado: honrar a Cristina Cifuentes, la más abortera del PP.
- Y ni preguntarle por el homosexualismo que ha impuesto a los niños madrileños, ni por sus insultos a los obispos de Madrid.
Veamos con las cuentas de 13TV, el canal de televisión propiedad de la Conferencia Episcopal. Entre 2010 y 2011, cuando se produce la entrada de la Conferencia Episcopal, la Iglesia aportó un total de 13 millones de euros. A partir de ahí vamos sumando pérdidas: en 2012 fueron de 10 millones; en 2013, de 11 millones; otros 12 en 2014, hasta alcanzar los 15 millones, todo un récord, en 2015. Esas serán también, más o menos, las pérdidas previstas para este ejercicio 2016, descontando los 2 millones de euros que 13TV ya no debe abonar a El Mundo. Fue el pago del Gobierno Rajoy, que premió con un canal del TDT al presidente de COPE, Giménez Barriocanal, por los servicios prestados: el apoyo de COPE y 13TV al PP. Ese canal, por cierto, no ha servido para incrementar su audiencia. En resumen, sin contar aportaciones extraordinarias, la Conferencia Episcopal se ha gastado 61 millones de euros. Insisto: este año se supone que serán otro tanto, a pesar de los más de 2 millones ahorrados tras la concesión de un canal por influencia de Soraya Sáenz de Santamaría. Por tanto, a finales del presente año, Barriocanal habrá enterrado más de 70 millones de euros procedentes de las limosnas de los católicos o de la asignación tributaria decidida por los católicos. ¿Para un gran éxito de audiencia? Pues no. 13TV permanece en el 1,9 de cuota, la misma que el 1 de abril de 2015, cuando se produjo el apagón digital y se alumbraron los nuevos canales. Sus resultados volvieron a ser un desastre justo cuando Mediaset y Atresmedia obtuvieron los mejores beneficios de toda la década. Y todo este derroche estaría bien empleado -constituiría una buena inversión-, si hubiera servido para evangelizar a través de la televisión (que buena falta hace). Pero no. Un botón de muestra: el reciente encumbramiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Cristina Cifuentes, campeona de la derecha progre, a quien recientemente se le invitó a una entrevista laudatoria en 13TV. Ni una sola pregunta, ni una sola, acerca de sus dos normas sobre identidad de género, que impone el homosexualismo a los escolares madrileños, tanto en centros públicos como privados (la mayoría de éstos de inspiración cristiana). Es la misma normativa que fue duramente criticada por los obispos de Alcalá y Getafe por atentar contra la libertad religiosa, contra la libertad de educación de los padres y contra la libertad de cátedra. En suma, por su cristofobia. Y es la misma pepera que se autonombró obispa: se permitió decir que la opinión los dos sucesores de los apóstoles era dos católicos más, bastante anticuados, por cierto, y que ella y otros católicos del PP pensaban de modo distinto. O sea, que la obispa de Madrid ha decidido que las prácticas homosexuales sean admitidas por la Iglesia y no estén condenadas por el Catecismo. En breve, la Asamblea de Madrid -por consenso, que conste- emitirá un nuevo decálogo con nuevos mandamientos. Y esta señora fue aplaudida en el canal de la Conferencia Episcopal. En suma, bien está que la Iglesia invierta en medios católicos si es para difundir el Evangelio, pero no si se hace con el único fin de que don Fernando Giménez Barriocanal, presidente de la COPE y vicesecretario de la Conferencia Episcopal para Asuntos Económicos, pueda codearse con los señores de la prensa y concertar línea de estrategia con la todopoderosa jefa de Gabinete de la Presidencia, María González Pico, y con la secretaria de Estado de Comunicación del PP, Carmen Martínez de Castro. O sea, 70 millones de euros perdidos para mayor gloria de don Fernando, quien ha puesto los medios de la Iglesia al servicio del PP, justo cuando el Gobierno Rajoy se muestra más anticlerical. Estamos ante la gran engañifla ideológica a la Iglesia española. Y tiene trazas de durar, porque Barriocanal, criticado en privado (le tienen pavor al cardenal laico) por tantos obispos, cuenta con el apoyo del primer ministro de la Conferencia, el secretario general del CEE, José María Gil Tamayo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com