El director español Juan Manuel Cotelo, y su productora Infinito +1, removió conciencias, hace ocho años, con su documental religioso La última cima, donde agradecía el importante papel para los cristianos de los sacerdotes mediante la figura de Pablo Domínguez, “un cura” fallecido en un accidente en la montaña. Ahora propone un interesante trabajo sobre el perdón.

A través de él, ofrece historias reales de reconciliación ocurridas en diversas partes del mundo, ya sea en España, Irlanda, Francia, México, Colombia o Ruanda. Víctimas que perdonan a sus asesinos, asesinos arrepentidos que piden perdón a los familiares de los que mataron, esposos que perdonan las infidelidades de sus parejas…Todo ello a través de testimonios, algunos de ellos tan emocionantes como el de nuestra irrepetible compatriota Irene Villa, capaz de hacer declaraciones tan emocionantes como ésta: “Gracias al perdón no tengo el corazón amputado, sólo las piernas”.

Sobre la excelente selección de esos seres humanos, que narran a cámara su historia real y sus argumentos, no puede hacerse sino alabanzas. Otra cuestión, es el envoltorio en el que enmarca esos testimonios, algo simplón y forzado en las interpretaciones: el rodaje de una película del Oeste donde el director decide que no quiere terminar con el típico final de venganza, lo que le lleva a viajar por el mundo para encontrar personas que, tras ser víctimas o verdugos de la violencia, decidieron perdonar o pedir perdón.

Que la idea-fuerza de este film agradó al público que vio los anteriores trabajos de Cotelo queda reflejado en que la financiación de este largometraje, que se completó gracias a un exitoso ‘crowdfunding’ en el que colaboraron más de 1.200 personas, de 35 países, obteniéndose un 20% más de lo solicitado.

Para: los que busquen respuestas a su vida. A los que les gustó La última cima