• Japón echa más agua al océano de liquidez.
  • En la Edad Media se les habría colgado.
  • La degradada raza de los economistas decae: ya sólo tienen una idea: producir dinero.
  • Dinero gratis para quebrar.
  • En el entretanto: qué buenos que son los bancos que nos cobran baratas la hipotecas antes de quebrar.
  • Y luego nosotros, les salvamos de la quiebra.
El Banco de Japón anuncia la compra ilimitada de bonos públicos del Tesoro japonés. Si hace 50 años el gobierno nipón hubiera lanzado esta mentecatez, le habríamos enviado una cañonera. Porque hacer dinero es una de las formas más antiguas de fastidiar a la humanidad. En el mundo debe haber tanto dinero como el necesario, ni un céntimo más. Por eso, en la Edad Media, gente inteligente, la creación de moneda podía castigarse hasta con la pena capital. Lo dicho: gente lista. Ahora, los merecedores de la pena capital son los gobiernos. Por ejemplo, el japonés, que reanuda el mismo y estúpido camino de la Reserva Federal norteamericana y del Banco Central Europeo: hacer dinero. Recuerdo que cuando yo era un joven periodista exigía bajada de tipos. Se me concedió el deseo, como le ocurrió al de El Chotis del feo: los deseos estúpidos siempre acaban por resultar concedidos. Ahora hemos creado el mayor dragón que destroza la vida económica actual y, sobre todo, hemos conseguido que la perspicaz raza de los economistas piensen en mono: lo único que se les ocurre ante cualquier problema económico es… dar a la máquina de hacer dinero. Y así llevamos 50 años. Las necedades duraderas siempre cabalgan sobre un montaje. Por ejemplo, el montaje del dinero barato e interminable. Los bancos nos ofrecen hipotecas a precio de risa, lo que les lleva a quebrar y luego nosotros pagamos esa quiebra. Es genial.   Eulogio López      eulogio@hispanidad.com