Lo cuenta Infocatólica: monseñor Gerardo Melgar, obispo de Ciudad Real, ha atendido la protesta de un fiel al que el sacerdote le había negado la comunión en la boca. Repetimos: es el fiel quien decide si comulga en la mano o en la boca. Pero no sólo eso: la Iglesia recomienda que se comulgue en la boca y de rodillas.

Nunca fue esta una cuestión menor. Pero hoy lo es menos que nunca. Tras dos meses sin Eucaristía, y con una medidas sanitarias, sobre todo la mascarilla, que están convirtiendo la comunión en la mano en algo parecido a un circo. Por de pronto, recuerden que la comunión en la mano exige ingerir la forma delante del sacerdote, no cuatro metros más allá para bajarse las mascarillas o introducirlo en la boca en un escorzo que acaba por convertirse en una pirueta. Naturalmente, lo lógico es llegar ya con la mascarilla bajada y utilizar las manos para la ingesta pero miren ustedes lo raro siempre acaba en ridículo o en tragedia.

La profanación eucarística es uno de los signos de nuestro tiempo

Y lo peor: estas dificultades añadidas a la comunión en la mano posibilita la profanación. Recuerden que la comunión en la boca, además de mucho más respetuosa con el Santísimo, previene el sacrilegio con la Sagrada Forma. Y la profanación eucarística es uno de los signos de nuestro tiempo.

Y recuerden, también, que la mejor vacuna contra el coronavirus es la Eucaristía.