Vodafone España no termina de arrancar y cerró su último ejercicio fiscal (31 de marzo de 2022) con un escueto crecimiento de los ingresos (+0,3%), que alcanzaron los 4.180 millones de euros, si bien es cierto que en el ejercicio anterior esos ingresos cayeron un 3%.

Lo preocupante, en cualquier caso, es que, según el comunicado remitido este martes por la compañía, el aumento se debió a la venta de terminales y dispositivos, y no al negocio principal. Así, los ingresos por servicio retrocedieron un 2% y no superaron los 3.714 millones a pesar del crecimiento de la facturación por roaming y turistas y por los segmentos de empresas y administraciones públicas.

Al final, el ebitda cayó un 1,1%, hasta los 957 millones, y el margen ebitda lo hizo un 3%. Y eso a pesar del ajuste emprendido por la compañía y que supuso la salida de 442 empleados (el 10% de la plantilla) y el cierre de las tiendas propias.

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La guerra de tarifas continúa haciendo mella en Vodafone, también en el plano comercial: perdió 164.000 clientes de banda ancha (tiene 3 millones) y 88.000 de televisión (cerró el ejercicio con 1,5 millones). El dato menos negativo correspondió a los clientes de móvil, que se mantuvieron estables en los 11,4 millones gracias a la fuerte demanda del sector público.

Donde sí creció el grupo fue, paradójicamente, en el low cost. Efectivamente, la base de clientes de Lowi aumentó en 310.000 líneas durante el ejercicio, hasta alcanzar 1,5 millones. Solo en el cuarto trimestre, la segunda marca de la operadora ganó 82.000 altas netas. El problema es que el bajo coste apenas deja margen de negocio y, peor aún, puede llevar a la jibarización del grupo.