Desde que el TJUE sentenciara que la intervención del Popular y su venta al Santander por 1 euro fue legal, Elke König ha multiplicado sus apariciones públicas e, incluso, se atrevió a venir a España hace una semana para participar en una mesa redonda celebrada en el Banco de España, junto a Ana Botín, Margarita Delgado y Andrea Enria.

En Bruselas saben, y König también, que el modelo Popular no se puede repetir. Fue un ensayo con fuego real que provocó innumerables demandas que aún están en curso. ¿Cómo es posible que un banco que valía 1.300 millones en bolsa y tenía un patrimonio de 11.000 millones fuera vendido al Santander, en una noche, por un euro?

Lo que solicita ahora la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR) es poder intervenir entidades sin esperar a que Bruselas diga si se trata de una ayuda pública o no, tal y como hace cuando un gobierno quiere rescatar a cualquier empresa de su país, con dinero público.

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Hablamos de rescatar únicamente a los depositantes a través del Fondo de Garantía de Depósitos (100.000 euros por depositante) que se nutre de las aportaciones de los bancos, pero que actualmente y tras la crisis financiera, está bajo mínimos y requiere de adelantos de dinero público. El FGD europeo es uno de los pilares de la eternamente inacabada Unión Bancaria que, siendo optimistas, entrará en vigor en 2028 para, en una primera fase, apoyar a los FGD nacionales para convertirse después en el FGD único europeo.

Por eso, mientras todo eso sucede y el FGD se dota de suficiente dinero, König quiere barra libre para intervenir bancos en crisis sin tener que esperar al visto bueno de Bruselas.