A Siemens le va mejor en medicina que en energía. Y es que Siemens Healthineers ganó más, y elevó ingresos y Ebitda en su último ejercicio fiscal (octubre 2021 a septiembre 2022), frente a las pérdidas récord de 940 millones de euros de Siemens Gamesa (que depende ya en un 67% de Siemens Energy, y esta última se hará con casi todo su control a través de la opa de exclusión que ha lanzado).

El gigante industrial alemán hace tiempo que optó por el ‘esquema Villalonga’ (el cual aplicó Juan Villalonga cuando presidía Telefónica) y lo hizo confiando en el principio infundado y anglosajón de que la suma de las partes vale más que el todo. Así, decidió escindir el negocio de dispositivos médicos (Siemens Healthineers), que empezó a cotizar en solitario en marzo de 2018; y más tarde, en septiembre de 2020, hizo lo mismo con su negocio energético (Siemens Energy). Sin embargo, este último se ha contagiado de la crisis del fabricante de aerogeneradores que controla y ha llevado a Siemens a volver a pérdidas casi 12 años después.

Eso sí, la división de dispositivos médicos sí da alegrías al gigante industrial alemán, porque ha obtenido un beneficio neto de 2.038 millones de euros en su último año fiscal, un 18% superior al de hace un año, gracias a la compra del especialista en cáncer estadounidense Varian y a las ventas de test rápidos de antígenos, a pesar de los malos resultados que tuvo en su tercer trimestre fiscal (abril-junio). El beneficio operativo bruto (Ebitda) ha aumentado de 3.612 millones a 4.269 millones, gracias a la división de imágenes y la de diagnósticos, aunque en la de terapias avanzadas fue menor; y el beneficio operativo neto ha subido un 13,8%, a 2.927 millones.

Por su parte, la facturación ha crecido un 20,6%, a 21.714 millones, por la aportación de Varian (3.100 millones) y las ventas de test (1.500 millones), principalmente. Y todo ello a pesar de los mayores costes de compras y logísticos, los confinamientos en China y efectos negativos de los tipos de cambio.