La noticia, anunciada este lunes por el Santander, es la venta del 49% de su filial polaca al austríaco Erste Group, por 6.800 millones de euros. El banco que preside Ana Botín se quedará con el 13% del capital. Además, también le venderá el 50%, aproximadamente, del negocio de gestión de activos que no controla, por otros 200 millones.

Las operaciones se cerrarán a finales de este 2025, con una plusvalía neta de unos 2.000 millones de euros, lo que supondrá un aumento de la ratio de capital CET1 del Santander de aproximadamente 100 puntos básicos (un 1%), hasta el 14%.

Si algo caracterizó la Presidencia de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos, padre de la actual presidenta del banco, durante los 28 años que duró fue la expansión de la entidad, tanto en España como en el extranjero. Por ejemplo, la filial polaca. A Emilio le propusieron adquirir un banco turco (Garanti) o la entidad polaca, que fue la que finalmente compró, tras esgrimir un argumento definitivo: Polonia es un país de cultura cristiana, como España, frente a Turquía que es musulmán. La diferencia es grande, incluso para hacer negocios.

A la expansión de Emilio se contrapone la contracción de su hija Ana que sólo ha comprado el Popular… por un euro. Y sí, el Popular valía mucho más: en bolsa, 1.300 millones de euros y un valor patrimonial de 11.000 millones según el informe elaborado por los peritos del Banco de España.

Ana Botín aprovechó la operación para hacer una macro ampliación de capital de 7.000 millones de euros, oficialmente para comprar el Popular cuando, en realidad, era el Santander el que la necesitaba, al margen del Popular, como les hemos contado en varias ocasiones, en Hispanidad. Más reciente fue la apreciación del italiano Andrea Orcel, quien aseguró que el banco necesitaba una ampliación de capital de 25.000 millones de euros.

Los tiempos han cambiado y el Santander, que no piensa salir de Reino Unido, sí anunció el cierre de casi 100 oficinas en la región y el recorte de unos 750 empleados.

En definitiva, Ana Botín está reduciendo el perímetro del Santander, algo que pretende compensar con la expansión digital de la entidad, para lo que requiere mucha menos inversión. Otra cosa es que logre recuperar el terreno perdido.

Por cierto, el mercado acogió la venta de Polonia con frialdad. La cotización del Santander subió un 0,7%, hasta los 6,3 euros por acción, frente a un Ibex al alza, un 0,5%. Poca cosa, porque los rumores de la operación, destapados hace una semana, tampoco se notaron en bolsa.