En la mañana de hoy, día 30 de enero de 2024, se han publicado los resultados a cierre del cuarto trimestre de 2023 de BBVA. Como breve adelanto, traemos buenas noticias. Su resultado consolidado atribuido a la sociedad dominante ha sido superior en un 26,1% respecto al cierre anual del año anterior, pasando de ser de 6.358 millones a 8.019 millones de euros. Un incremento muy similar, como resulta evidente, al observado en los anteriores períodos intermedios. Ya saben ustedes del mal devenir de la acción de los grupos financieros desde el 15 de enero de 2024 cuando se dio a conocer la previsible noticia. Decimos previsible porque a finales de año ya se observaba una estructura de tipos de interés inferiores en el mercado respecto de mediados de 2023, de que los tipos de interés se mantendrían estables más tiempo de lo esperado. La acción de BBVA cayó en una semana en un 3,56%. Veamos qué ha ocurrido en el día de hoy, tras el impacto de la presentación de los resultados del grupo en su precio de cotización. Buenas noticias, en el momento de la realización de este artículo, BBVA ha aumentado su precio de cotización en un 1,92% desde el cierre de la sesión del día de ayer, hasta situarse en los 8,27 euros por acción. Y subiendo, porque a dos horas del cierre la subida es superior al 4,5%, hasta los 8,5 euros por título. El valor de la acción comienza a acercarse a su valor en libros, después de varios años sensiblemente por debajo, lo que suele ser un indicativo de que las rentabilidades que se están obteniendo comienzan a satisfacer a los inversores.

Sin más dilación, pasaremos al análisis fundamental del grupo a través del estudio de manera segregada de las principales magnitudes que componen el resultado de BBVA a cierre de 2023 de manera comparativa con las cifras acumuladas a cierre de 2022.

Los ingresos consolidados, representados en forma de margen de intereses, han sido superiores en un 20,7% a la misma cifra a cierre del año anterior hasta situarse en 23.089 millones de euros, desde los 19.124 millones de euros. Ello debido principalmente al crecimiento experimentado en todas las áreas de negocio aprovechando la actual estructura de tipos de interés para obtener mayores diferenciales por créditos a la clientela y al mayor volumen de inversión gestionada.

Un incremento muy similar se ha apreciado en el margen bruto, el cual incluye las comisiones netas, el resultado de las operaciones financieras y otros ingresos y cargas de explotación. Ha aumentado en un 19,4%. Resulta relevante indicar que si bien, obtuvimos una evolución negativa del resultado de las operaciones financieras (ROF) de los períodos intermedios del grupo en 2023, a cierre del ejercicio hemos obtenido una grata sorpresa. El ROF del BBVA ha aumentado en un 12,6%. Es decir, el grupo ha obtenido mayores ganancias en el 2023 en su cartera de negociación a corto plazo que las obtenidas en 2022. Ello podría indicar que, si bien el descenso de los tipos de interés a final de año no le ha sentado bien al grupo en su valor en el mercado, sí le ha sentado bien en algunas partidas de su resultado, por ejemplo, en su cartera de bonos.

El grupo ha obtenido mayores ganancias en el 2023 en su cartera de negociación a corto plazo que las obtenidas en 2022

También le ha sentado bien la mejora del ratio de eficiencia, que ha pasado del 43,2 hace un año al 41,7 con el que ha cerrado 2023. Está claro que la banca lleva años ‘poniéndose las pilas’ en un contexto de tipos bajos (a pesar de que estén más altos que hace un par de años) y, ahora, de volúmenes de crédito menores.

Vayamos con la solvencia de BBVA. El grupo ha mejorado en 2023 su principal ratio de solvencia CET1 (Common Equity Tier 1) fully loaded reportado en 6 puntos básicos respecto al cierre de 2022, hasta situarse en el 12,67%. Sobre la liquidez, BBVA informa de que sus ratios de liquidez (LCR) y financiación estable (NSFR) a cierre de 2023 superan holgadamente los exigidos, si bien la evolución en ambos casos ha sido contrapuesta. El LCR ha aumentado en un 10%, hasta situarse en el 148%. Por otro lado, la ratio NSFR ha disminuido en un 1% desde el cierre de 2022, hasta situarse en el 131%.

Finalmente, trataremos la estructura de morosidad. Como saben, la ratio de morosidad no es una de sus principales fortalezas, al igual que no lo es en ningún caso de los grupos financieros que forman parte del IBEX 35. Sin embargo, BBVA lo está haciendo especialmente mal en esta cuestión o está teniendo peor suerte que el resto de sus competidores. Respecto a la ratio de mora del grupo de manera comparada con la obtenida a cierre de 2022, la misma se ha mantenido constante.

BBVA sigue mejorando período tras período sus principales cifras de la cuenta de resultados, sobre todo márgenes de intereses y resultado atribuido a la sociedad dominante. Sin embargo, no todo es bueno, su ratio de morosidad sigue estando muy por encima del sector. Sobre este punto, debemos recalcar que lo llamamos no bueno, porque no es malo, puntualicemos. Resulta evidente que, en un entorno de tipos de interés altos, la morosidad de la cartera crediticia de los grupos financieros debería aumentar por el mayor riesgo que representa para los clientes un endeudamiento a tipos más altos y no lo ha hecho en el caso del grupo, como hemos visto.

Por áreas geográficas, llama la atención el fuerte crecimiento de los resultados en España (+65%) frente a la caída de los resultados en América del Sur (-17%) o los crecimientos más moderados de Turquía (+4,6%) o México (+17%). Parece que la diversificación geográfica le está funcionando y unas áreas compensan a otras en estos tiempos convulsos.

La sociedad continúa con su política de recompra de acciones como modo de remunerar al accionista al margen del dividendo. Esto puede ser una buena noticia para el inversor necesitado de liquidez, pero no deja de ser una constatación de que el negocio de banca ya no es lo que era y que la dirección del banco no encuentra oportunidades de negocio suficientemente rentables como para retener los recursos que, ahora, devuelve a la propiedad. En cualquier caso, una reducción de los fondos propios de los bancos tan acusada no deja de anunciar una política de crédito más restrictiva. Al fin y al cabo, si no hay capital no hay crédito.