La consultora y auditora estadounidense PricewaterhouseCoopers (PwC) ha hablado muy caro… y la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, debería oírlo, pero es muy probable que no lo haga porque está más centrada en política al ser la cabeza de lista del PSOE para las elecciones europeas. Óscar Barrero, socio director de Energía de PwC, ha señalado que “prescindir de la energía nuclear a medio y largo plazo con las tecnologías que tenemos hoy es emitir más”, como se está viendo en Alemania, y también “comprometer la garantía de suministro”.

En España hay siete reactores nucleares que están operativos y en perfectas condiciones para seguir operando muchos años más, pero Ribera insiste en cerrarlos en base al calendario progresivo que el Gobierno acordó con sus propietarias (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) en 2019. Sin embargo, desde entonces, han cambiado mucho las cosas por varios sucesos (la pandemia del Covid, la crisis de chips, los problemas en la cadena de suministro, la guerra de Ucrania, el conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamás en Gaza, etc.) y ha cobrado mucha más importancia el concepto de la autonomía energética, convirtiéndose en un aspecto geoestratégico.

La nuclear contribuye a la autonomía energética y a la descarbonización: aporta el 20,34% de la energía eléctrica sin emitir CO2, el equivalente al consumo de 15 millones de hogares, y lo hace de forma estable durante 7.626 horas al año, muy por encima de la eólica (2.040 horas) y la fotovoltaica (1.515 horas)

Para dicha autonomía, la nuclear es una de las grandes contribuidoras porque aporta el 20,34% (54.276,12 GWh) de la energía eléctrica total en España, el equivalente al consumo de 15 millones de hogares, según los datos de 2023. Asimismo, se trata de una energía que produce de forma estable y segura, garantizando el suministro, sin depender de factores climatológicos y por ello ha funcionado 7.626 horas (el 87,06% del total), muchísimas más que la eólica (2.040 horas) y la fotovoltaica (1.515 horas). Esos 54.276,12 GWh producidos han representado el 27,46% de la electricidad libre de emisiones de CO2, por lo que la nuclear es clave en la descarbonización y la lucha contra el cambio climático. Además, el aporte de la nuclear es todavía más loable porque tiene lugar con sólo 7.117 megavatios (MW) de potencia instalada, es decir, con sólo el 5,69% de la potencia instalada de nuestro país,… e Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, recordó al presentar los resultados nucleares de 2023 que la eólica, con una potencia de 30.760 MW (24,57% del total), “ha producido sólo un poco más que la nuclear” (el 23,46% frente al 20,34%); y la fotovoltaica, con una potencia de 27.430 MW, “necesitaría aún mucho más para igualar a la nuclear”, pues ha generado el 13,99% de la electricidad.

Volvamos al plan de cierre nuclear que Ribera insiste en cumplir, pese a que cada vez surgen más voces contrarias… incluso entre los ecologistas. Los primeros reactores en decir adiós, si no cambian las cosas, serían los dos de la central de Almaraz, a pesar de que con sólo 50 millones de euros de inversiones al año, están en excelentes condiciones para seguir operando más allá de 2027 y 2028. Desde Foro Nuclear, “no damos por perdida la central de Almaraz, la mayor empresa de Extremadura”, subraya Araluce, quien trabajó en esta central como instructor formando a los operadores y supervisores que la arrancarían, luego pasó a jefe de operación y después la dirigió durante 14 años (entre 1988 y 2002).

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En un evento sobre redes eléctricas en España organizado por El Español, Barrero no sólo ha subrayado que “la nuclear es una generación libre de emisiones de CO2” y que no la podemos sustituir hoy por renovables ni siquiera por la combinación de renovables con almacenamiento. Es más, ha aludido a Alemania, donde se ha reemplazado por la quema de más gas natural e incluso por el carbón, o sea, que ahora emite mucho más CO2. Al mismo tiempo, ha referido que el adiós nuclear “comprometerá la garantía de suministro” porque el reemplazo serían los ciclos combinados de gas que “han sufrido un deterioro muy grande”. Además, también se verá afectada “la estabilidad y competitividad de costes” porque las nucleares producen a un coste muy estable y no dependen de precios de commodities, a pesar de que la elevada fiscalidad que tienen a veces no les permite recuperar costes, y Barrero ha subrayado que “la estabilidad de costes es fundamental para la industria”. 

Las palabras de Barrero no son baladí y menos si se tiene en cuenta que se han producido días después de que Redeia, la compañía transportista de electricidad y gestora del sistema eléctrico español que es propiedad del Estado (a través de la SEPI) en un 20%, tuviera que detener el suministro a la gran industria… para evitar un gran apagón. En concreto, a las 21:14 horas del miércoles 22, Redeia tuvo que desconectar un total de 609 MW (la capacidad máxima del llamado Sistema de Respuesta Activa de la Demanda, el SRAD), para poder seguir garantizando el suministro a los hogares, como ha informado El Economista. Esto se debió a varias causas: la menor producción eólica, la falta de reserva hidráulica, la parada de dos centrales nucleares por la fuerte caída de precios del mercado mayorista y una parada no programada en el reactor Ascó I por la intervención en la válvula de control de agua de alimentación principal.

Óscar Barrero (PwC) señala que “sin redes no va a haber ni transición energética ni digital ni industrial” y Marina Serrano (Aelec) añade que las redes de distribución eléctrica “tendrán un papel crucial para integrar las renovables y para la conexión de toda la nueva demanda que trae la descarbonización”

La desconexión del SRAD para evitar un gran apagón pone de manifiesto el gran desastre de Beatriz Corredor, exministra y presidenta de Redeia, y de Teresa Ribera en el tema de las redes. Sin embargo, es necesario invertir en redes sí o sí. A Ribera parece preocuparle poco porque se va a Europa sin ningún reparo de dejar el sector eléctrico en el caos... y sin competencia real: por ejemplo, en comercialización, dos compañías -Iberdrola y Endesa- acaparan el 64,5% de cuota de mercado, mientras el resto se reparte entre las demás; y ojo, no sólo venden sino que también son distribuidoras.

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En el entretanto, hasta la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha referido sin redes no va a haber transición energética. Por su parte, Óscar Barrero, socio director de Energía de PwC, ha señalado que “sin redes no va a haber ni transición energética ni digital ni industrial” y la presidenta de la patronal eléctrica Aelec, Marina Serrano, ha añadido que las redes de distribución eléctrica “tendrán un papel crucial para integrar las renovables y para la conexión de toda la nueva demanda que trae la descarbonización”. De hecho, la presidenta de Aelec ha insistido en que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) quieren duplicar las inversiones en redes, mientras Francia e Italia hablan de triplicarlas. “Por cada unidad que se invierta en renovables, se debe invertir un 0,7% en redes, y a partir de 2030, la relación será de 1 a 1”, ha añadido.

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