Actuar de otra manera, es lo que le pide el muy humanitario Joe Biden al israelí Benjamín Netanyahu. ¿Y cómo, si Hamás se esconde detrás de sus propios hijos, detrás de mujeres y niños en escuelas, organismos humanitarios y hospitales? ¿Cómo acabar con Hamas, si sus milicianos se esconden en un hospital detrás de los enfermos o se hacen pasar por miembros de una asociación humanitaria o de un departamento de la ONU? Y con la colaboración de estos, claro está.

Además, es tanto el apoyo que estos malnacidos de Hamas han conseguido en Occidente que ya se han quitado la careta. Cuando Europa, empezando por los políticos españoles, llama genocida a Israel, o sea, a la única democracia de Oriente Medio, o sea, a los judíos, pueblo elegido y hermanos mayores del cristianismo, que es Occidente, es que algo está ocurriendo y a lo mejor no es nuevo en la historia, porque a partir de ahí todo vale. Recientemente, se conocían las grabaciones de uno de los jefes militares, de la milicia, Yahya Sinwar, quien certifica que el atentado terrorista del 7 de octubre pretendía reanudar la guerra, y que, en resumen, está feliz de que sus mujeres y sus hijos ejerzan de víctimas en este "sacrificio necesario". 

No ha añadido y que nos sirvan de escudo ante un ejército israelí que, lejos de ser genocida, lo que está haciendo es plantear una batalla abierta, es decir, valiente, y no la batalla terrorista y cobardona de los musulmanes, primero asesinamos a civiles y luego nos escondemos detrás de nuestras familias que ya vendrán los tontos de Occidente a filmarlo y asegurar que esto es "insoportable" y que los malos, malísimos, son los judíos. 

Otras guerras, como la de Sudán, ocasionan muchas más víctimas. Ahora bien, el líder de Hamas, Yahya Sinwat, ha confesado su modelo de guerra: refugiarse detrás de sus propios hijos. Supone la cúspide de la crueldad humana

Otras guerras, como la de Sudán, ocasionan muchas más víctimas, otros pueblos como el armenio sufren más que los palestinos, pero las guerras de los judíos son muy especiales.

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Ahora bien, si digo que el futuro de la humanidad, en esta etapa fin de ciclo, se juega en Israel, no es por la actual guerra de Gaza sino, sencillamente, porque los judíos fueron el pueblo elegido por Dios y nuestros hermanos mayores en la fe. Jerusalén, esa ciudad que el pobre ignorantón de Pedro Sánchez pretende dividir entre judíos y musulmanes -y a los cristianos que les vayan dando- es el recinto de la redención humana, principio, plenitud y fin de la historia. Allí se inmoló el Hijo de Dios encarnado y allí, se generará la nueva humanidad. No piensen en cosas raras: la nueva humanidad no es más que esta misma humanidad regenerada, porque la actual anda bastante degenerada y no va a poder aguantar, por mor de esa regeneración, demasiado tiempo. Digamos que necesita mejorar.   

Este es el único consenso que existe hoy en la humanidad, que esto no aguanta mucho más, paralelo al otro consenso que ya dictara, hace 2000 años el evangelio en su profecía de fin de los tiempos: cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la Tierra? 

Y la guinda de la tarta: la civilización occidental aplaude este tipo de guerra total. No, no es el fin del mundo, 'sólo' es el juicio de las Naciones

La guinda de la tarta es la ya precitada: la civilización occidental, cristiana, aplaude este tipo de guerra total. No, no es el fin del mundo, 'sólo' es el juicio de las Naciones.

Concluyendo: el único consenso global que existe hoy en el conjunto de la humanidad es que este mundo no aguanta mucho más. Por tanto, la conversión personal a Cristo, siempre primordial, resulta hoy, además, urgente.