Semana catastrófica en la que están saliendo a relucir muchos desastres del Sanchismo, aunque para Pedro Sánchez y Nadia Calviño, principalmente, todo va muy bien. El tope ibérico al gas acordado con Bruselas supondrá un nuevo déficit de tarifa, el IPC ha bajado en abril del 9,8% al 8,4% y la última Encuesta de Población Activa (EPA) ha sido para olvidar, con más desempleo y menos ocupación, manteniendo el liderato del paro en la UE. Y a esto se suma otro desastre: el enfado de Argelia, que amenaza con cortar el suministro si parte de su gas acaba en Marruecos, y que como ya se sabe, subirá su precio.

El conflicto con Argelia empezó con la cobardía mostrada por España ante el reino alauí cambiando su postura respecto al Sáhara Occidental, lo que provocó que retirara a su embajador e Italia ha sabido sacar provecho. En este delicado contexto, llegó la invasión rusa de Ucrania, donde nuestro país podía presumir de estar mejor que otros países europeos al no depender del gas ruso, pero no supo aprovecharlo: algo que sí hizo Joe Biden. Y en este escenario toca la revisión periódica ordinaria de precios para el periodo 2022-2024 de los contratos del gasoducto Medgaz (el 51% lo controla Sonatrach y el 49% restante lo hacen a partes iguales Naturgy BlackRock). Y saben que Francisco Reynés, presidente y CEO de Naturgy, avanzó que “De Argelia podemos esperar que cumpla sus contratos”, aunque la revisión de precios no va a ser a la baja

Sin embargo, ahora asistimos a otro desastre del Sanchismo, que insiste en amigarse mucho y ser cobarde con Marruecos, enfadando a Argelia. Ahora, España se ha ofrecido para regasificar gas que compre el reino alauí (por ejemplo, a EEUU) y devolvérselo por el gasoducto del Magreb. Eso sí, Argelia ha amenazado con cortar el suministro a España si deriva parte del gas argelino a Marruecos: “Cualquier transporte de gas natural argelino entregado a España, cuyo destino no sea otro que el previsto en los contratos, será considerado como incumplimiento de los compromisos contractuales, y en consecuencia, podría dar lugar al incumplimiento del contrato que vincula a Sonatrach con sus clientes españoles”. Y la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, ha salido presto a responder que “ni una sola molécula del gas que llegue a Marruecos puede imputarse a gas procedente de Argelia”, que habrá transparencia en el origen y se enviará el mismo volumen de llegada que de salida. Veremos, eso sí, no hay que olvidar otro desatre: Argelia ha sido desplazado como primer suministrador de gas a España por EEUU en el primer trimestre, pero ojo, su gas natural licuado llega en barco y cuesta más del doble que el procedente del gasoducto Medgaz. ¡Viva el Sanchismo!