Seguramente, no hay nadie en España que no haya oído hablar a Pedro Sánchez, Nadia Calviño, y, sobre todo, a Teresa Ribera, de los esfuerzos que estaba haciendo el Gobierno para reducir el precio de la luz.

Ni ningún español habrá podido escapar a la auto-adulación del Gobierno y su gran éxito en Bruselas, al conseguir la excepción ibérica, o el top ibérico al precio del gal.. que iba a reducir grandemene la tarifa de la luz.

Pues, suponiendo que consiga reducir esa tarifa, la pregunta, desde un primer momento era la misma: ¿quién iba a pagar la rebaja en la factura? El Estado, las empresas o los consumidores. El Estado ni de broma, que Sánchez no se puede endeudar más de lo que lo ha hecho, las empresas ni de broma, porque se van a los tribunales. El contribuyente, claro, pero, ¿como vamos a decirle que él va a pagar si le hemos prometido que pagaría menos, no más?

Pues, la solución a ese enigma se llama déficit de tarifa. Es decir, hoy te rebajo la luz pero lo pagarás mañana, y con intereses. Aún no hemos tapado el déficit de lo que nos costó montar las renovables (esa energía que es tan brata) y ahora la señora Teresa Ribera nos apunta a un segundo déficit.

Y todo esto a lo mejor sería la única solución, pero molesta un tanto que, encima, te vendan el fracaso como un éxito.