Mientras el campo arde (ya van 12 días de protestas de los agricultores), Teresa Ribera ha recibido a los enemigos de los agricultores el pasado día 16: concretamente, a las cinco grandes asociaciones ecologistas (Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife, WWF y Amigos de la Tierra). Ya saben que a la vicepresidenta ‘verde’ le gusta más reunirse con ecologistas que con las empresas energéticas, pero ahora también pasa de los agricultores.

El día 15, los agricultores llevaron los tractores hasta la mismísima puerta del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Entre sus pancartas se podían leer mensajes como: “Planas, la ruina del campo, te lo propusiste, lo conseguiste”. La llegada de los tractores fue aplaudida por múltiples ciudadanos, e incluso por los bomberos, en su recorrido por las calles de la capital, justo el día en que el ministro Luis Planas se reunía con las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA. La cita, con retraso, se celebró al final en la tarde, y Planas les presentó 18 medidas, algo que las organizaciones han considerado un avance pero no suficiente y mantienen sus movilizaciones. Es más, el presidente de Asaja, Pedro Barato, ha señalado que echa de menos que Ribera no reconozca su error” porque el Pacto Verde Europeo, la Ley de Restauración de la Naturaleza europea, la PAC y la Agenda 2030 complican aún más la difícil situación del campo.

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Planas ha criticado a los transportistas (o sí, sólo a los autónomos y pymes que agrupa la Plataforma Nacional para la Defensa del Sector del Transporte), días después de que corriera el bulo de que habían desconvocado la huelga, en apoyo de los agricultores. En concreto, el ministro ha tildado de “espectáculo absolutamente friki” la concentración de transportistas de hace una semana ante la explanada del estadio Metropolitano, en Madrid, y ha hecho una llamada para evitar “cualquier acto de violencia”. “El otro día vimos ese espectáculo absolutamente friki de la asamblea del Metropolitano, con gente chillando e insultando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y diciendo tonterías. Es decir, ese tipo de cosas es lo que no se puede en absoluto tolerar”, ha señalado en una entrevista en RNE. Y de nuevo, ha cargado contra Vox, pero sin mencionarles de forma explícita: “Está, como siempre, quien convierte las inquietudes, las ansiedades, los problemas en un instrumento para hacer política, política radical. Hablemos claro: extrema derecha y derecha extrema, que no tienen ningún interés por el campo, ya que para ellos es un terreno más de batalla”.

Planas y otros miembros del Gobierno Sánchez, en especial Yolanda Díaz, ha cargado también contra la gran distribución (liderada por Mercadona, con una cuota de mercado del 26,2%; seguida de Carrefour, con un 9,9%; Lidl, con un 6,4%; Grupo Eroski, con un 4,4%; y Dia, con un 4,1%; según los últimos datos de la consultora Kantar Worldpanel). Entre las 18 medidas presentadas por Planas hay varias para reforzar la Ley de la Cadena Alimentaria, otras medidas comerciales más justas y para simplificar burocracia, así como incentivos para el gasóleo profesional y apoyar la contratación de seguros agrarios. Además, quiere poner “deberes” a las comunidades autónomas, con las que se reunirá el próximo lunes 19, antes de ir a Bruselas… el día 26. Y Vox llevará al Pleno del Congreso de la próxima una iniciativa con la que propone prohibir la importación de productos agroalimentarios de terceros países que hayan sido tratados con fitosanitarios prohibidos en Europa.

Y en este contexto de protestas de los agricultores, Unai Sordo, secretario general de CCOO, ha querido volver a lucirse. Y es que ha pedido a las organizaciones agrarias “que contribuyan a desbloquear los convenios colectivos del campo y que no sean beligerantes con la subida del Salario Mínimo”, ¿en serio? Por si esto fuera poco, ha añadido: “No puede ser que los productores digan que tienen problemas para encontrar trabajadores mientras miles de temporeros de España se van a Francia a hacer la vendimia”. Es decir, Sordo vuelve a criticar a los agricultores, a los que no considera trabajadores, sino empresarios. Pronto podrían responderle. 

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