La decisión de T-Mobile recuerda el chiste: capitán, capitán, ¿desato a los voluntarios?
En el país de la libertad y las oportunidades se ha vacunado el 64% de la población. Los norteamericanos son unos irresponsables e insolidarios, según la doctrina oficial. En España, el porcentaje aumenta hasta casi el 81% de la población total, y de más del 90% si hablamos de mayores de 12 años.
Pero tranquilos, porque las grandes empresas norteamericanas van a despedir a los no vacunados, para así hacer obligatoria la vacunación oficialmente voluntaria. Si en diciembre fue Google, ahora ha sido el turno de T-Mobile: los empleados que no hayan recibido las dos dosis de la vacuna antes del 2 de abril serán despedidos.
Y esto lo han ordenado incluso antes de que el Supremo dictamine sobre la orden de Joe Biden de obligar a las empresas de más de 100 trabajadores a imponer la vacunación obligatoria. De momento, ha paralizado la norma. A T-Mobile no le importa: los que no se vacunen, a la calle.
Eso sí, para suavizar el asunto, la filial de Deutsche Telekom admite excepciones, por ejemplo, por motivos de salud o religiosos. En un principio, además, no afectaría ni a los técnicos que trabajan fuera de las oficinas ni a los trabajadores de las tiendas que tiene la teleco. Todo se andará, ya lo verán.
“Aunque esperamos que todos los empleados afectados se vacunen y vuelvan a a su lugar de trabajo, entendemos que para algunos esto significa que deben tomar una decisión profundamente personal”, aseguró la vicepresidenta ejecutiva, Deeanne King, en la nota remitida a la plantilla.
En definitiva, un chantaje como una casa: o te vacunas o te echo.