El Corte Inglés entra en proceso de jibarización
Todo parte de un problema: las ventas están estancadas y muchos centros de El Corte Inglés están vacíos. Si los ingresos no suben hay que reducir gastos en un peligroso proceso de jibarización de El Corte Inglés (ECI). Porque no se discute el ejercicio concreto que termina mañana, 28 de febrero, sino que se discute algo mucho más importante, que viene aleteando desde la muerte de Isidoro Álvarez: el modelo mismo de El Corte Inglés.
El Corte Inglés se puede convertir en una inmobiliaria que alquile espacios a marcas para vender en sus centros
Pues bien, ahora se inicia un proceso de bajas incentivadas. Para entendernos, Marta Álvarez no se atreve a cerrar centros pero sí a forzar a la plantilla a marcharse. Es lo que podríamos llamar una jibarización por goteo. Tanto es así que, ahora mismo, el principal problema de ECI, además de la atonía en las ventas, es la desmoralización de la plantilla. Lejos quedaron aquellos tiempos en los que Isidoro recorría los centros una y otra vez y si era necesario los directivos se ponían a despachar junto a la plantilla. Además, la Dirección valoraba mucho al vendedor y su experiencia. Ahora el plan de bajas incentivadas pretende expulsar a los mejores empleados, de más de 59 años, y con ansias de ir bajando la edad, a aquéllos que llevan muchos años tratando bien al cliente y que han marcado la impronta de El Corte Inglés,
El ERE de 3.000 empleados resultó muy caro. La dirección ya no puede repetirlo. Ahora hay que echar a muchos pero de uno en uno y en peores condiciones
Y como hay demasiados trabajadores, y demasiados directivos en los servicios centrales, pretenden trasladar a los administrativos a los centros, sustituir a los vendedores veteranos: esa es la historia de un fracaso anunciado. El administrativo no aguanta en pie, pendiente del cliente, durante horas... ni sabe tratar al cliente, una de la claves del éxito del El Corte Inglés.
Además, el ERE de 3.000 empleados resultó muy caro. La dirección ya no puede repetirlo. La presidente se ha convencido de que hay que echar a muchos pero de uno en uno... y naturalmente en peores condiciones. Repito: si los ingresos no aumentan hay que reducir los gastos... pero eso no es culpa del empleado.
El sueño de Marta es liberar plantilla propia y realquilar espacios de centros a marcas. El personal empotrado subirá, el propio bajará
Al fondo, una hipótesis de trabajo con la que ya trabaja la Dirección: si cerramos centros, sería el reconocimiento público de un fracaso. Por tanto, se pretende que El Corte Inglés se convierta en una inmobiliaria que alquile espacios a marcas para vender en sus centros. Ahora mismo, cerca del 40% de los presuntos empleados de El Corte Inglés son marcas empotradas en los centros, con personal que no paga el Corte Inglés, sino las marcas 'alquiladas'. Pues bien, se pretende ampliar tanto el número de firmas 'invitadas' como el de externos que alquilan espacios en los centros de El Corte Inglés, meros inquilinos comerciales... que permitan mantener el espejismo de que no se cierran centros bajo el mandato de Marta Álvarez, que llegó a la Presidencia en 2019 y este año 2023 tendrá que demostrar que se vuelve a la normalidad prepandemia... habrá que activar el recambio. En otras palabras, 2023 es la última opción para Marta Álvarez.
Conclusión: el personal empotrado subirá, el propio bajará. Pero ahora no con ERES, sino con bajas incentivadas... las de los mejores empleados de El Corte Inglés, aquellos que hicieron grande a la firma, un fenómeno de éxito, irrepetible en toda Europa. Pero una buena gestión nunca se basa en la mera reducción de costes sino en el aumento de los ingresos. Lo demás es hacerse trampas en el solitario.