A los inversores no les gusta la reestructuración de la aerolínea Scandinavian Airlines Systems (SAS) ni tampoco su futuro adiós al parqué. Y es que su cotización se ha hundido un 87% en los últimos cinco días, y acumula una depreciación del 92% en el último año.

La aerolínea escandinava pasará a estar controlada por el fondo Castlelake, el Estado danés, el grupo aeronáutico franco-neerlandés Air France-KLM y el fondo Lind Invest. En concreto, recibirán partes de la deuda convertible y del capital, este último se repartirá de la siguiente manera: un 32% para Castlelake, un 25,8% para el Estado danés, un 19,9% para Air France-KLM y un 8,6% para Lind Invest. Estos cuatro socios invertirán unos 1.116 millones de euros en la reconstrucción de la aerolínea, y además, un 13,6% del capital se distribuirá entre los acreedores.  

Recuerden que SAS se acogió en julio de 2022 al capítulo 11 de la Ley de Quiebras en EEUU, un trámite para declararse en bancarrota que le permite reorganizarse para solucionar sus problemas económicos, los cuales se agravaron con la pandemia del Covid y la huelga de pilotos. También llegó a un acuerdo con el fondo estadounidense Apollo, uno de los más especuladores del mundo. Pero todo esto no ha bastado y al final ha necesitado la reestructuración ya citada. Además, el presidente del Consejo de Administración, Carsten Dilling, ha anunciado que SAS dejará de cotizar en las bolsas de Estocolmo, Oslo y Copenhague en el segundo trimestre de 2024.

La reestructuración de SAS supone una muestra más de la consolidación que se está dando en el sector aéreo europeo, donde hay pendientes varias operaciones. Por un lado, Iberia, la aerolínea española del holding IAG, está pendiente de que Bruselas le autorice la compra de Air Europa. Por otro, el grupo aéreo alemán Lufthansa se ha hecho con la italiana ITA Airways (antigua Alitalia). Además, el Gobierno portugués se ha abierto a privatizar TAP, la cual interesa a IAG, Lufthansa y Air France-KLM.