Intel ya no es lo que era cuando dominaba en chips, ahora tiene mucha más competencia, y se suma la que también afronta en IA y centros de datos
Intel ya no es lo que era años atrás, cuando los semiconductores tenían como rehenes a la industria automovilística mundial e incluso a Europa. Ahora se desploma en bolsa (su cotización llegó a caer un 17% al cierre del Nasdaq el jueves 1 y este viernes 2, en el pre-mercado, baja un 5,5%), tras disparar un 61% las pérdidas del primer semestre y anunciar 15.000 despidos… dentro de un fuerte plan para reducir costes por valor de unos 10.000 millones de dólares (9.244 millones de euros).
El fabricante estadounidense de chips y equipamiento ha tenido unos números rojos de 1.932,92 millones de euros entre enero y junio, un 61% superiores a los de hace un año, en parte por el mal desempeño en el segundo trimestre. En concreto, el resultado neto entre abril y junio ha dado un giro de 180 grados, pasando de ganar 1.369 millones en esos meses de 2023 a perder todo eso y algo más (en concreto, 1.488 millones) en los de este año. “Nuestros resultados del segundo trimestre han sido decepcionantes, incluso cuando hemos llegado a metas clave de productos y procesos tecnológicos”, ha referido el CEO de Intel, Pat Gelsinger, en un comunicado. Por su parte, David Zinsner, director financiero de Intel, ha señalado que “los resultados del segundo trimestre se vieron afectados por los obstáculos al margen bruto derivados de la aceleración de la producción de nuestro producto de PC con IA, los gastos más altos de lo habitual relacionados con negocios no esenciales y el impacto de la capacidad no utilizada”. Y recuerden que en 2022 Intel pinchó y no empezó bien 2023.
A pesar de que la tecnológica ha logrado mantener bastante estables los ingresos, que sólo han descendido un 1%, en el segundo trimestre, situándose en 11.862,8 millones de euros… pero sin alcanzar las estimaciones del consenso de analistas. Una decepción que a Intel, al igual que a Amazon, le ha salido algo cara en el parqué del Nasdaq. En los ingresos, los de la unidad de Inteligencia Artificial (IA) y centros de datos han aportado 2.819,42 millones, un 3% menos de lo esperado por el consenso de StreetAccount, por la creciente competencia en IA (Google, Facebook, Amazon, Microsoft, e incluso Tesla, entre otros muchos), así como en centros de datos (por los cuales no sólo apuestan tecnológicas, sino que en España también lo hace la socimi Merlin Properties, el grupo de infraestructuras y servicios ACS, así como las energéticas Endesa e Iberdrola, entre otros).
Ante las elevadas pérdidas, Gelsinger ha anunciado “acciones decisivas” para enderezar el rumbo. Entre ellas, un plan para reducir los costes en más de 9.244 millones de euros el próximo año, lo que incluye el despido de más del 15% de la plantilla, es decir, de unos 15.000 empleados. Con dichas acciones, Gelsinger espera fortalecer la posición de Intel en el mercado, mejorar la rentabilidad y crear valor para los accionistas.
Eso sí, la cosa tampoco pinta bien para el tercer trimestre. Intel prevé unas ventas de unos 13.000 millones de dólares (12.017 millones de euros), por debajo de las previsiones de los analistas. Asimismo, hay que tener en cuenta la creciente competencia en chips, donde en 2023, el taiwanés TSMC se hizo con el liderazgo de este negocio por ingresos, posición que en años anteriores se había disputado Intel y surcoreano Samsung, y ojo, con Nvidia creciendo fuertemente, pues en el primer trimestre de este año logró hacerse con la medalla de oro.
¿Le habrá traido mala suerte Pedro Sánchez a Intel? Ya saben que tiene algo de gafe con algunas empresas.