La industria siderúrgica (representada por la Unión de Empresas Siderúrgicas -Unesid-) reclama más apoyo público, tanto español como europeo, y reconocimiento para no caer en desventaja competitiva frente a otros países. Así lo han expresado el presidente de Unesid, Bernardo Velázquez (que a su vez es CEO de Acerinox), y el director general de Unesid, Andrés Barceló, en un encuentro con la prensa previo a la 55ª Junta general de la asociación que agrupa a 46 empresas, emplea de forma directa e indirecta a unas 60.000 personas y factura casi 15.000 millones de euros.

Bernardo Velázquez, presidente de Unesid y CEO de Acerinox

 

Al hilo de las últimas ayudas electrointensivas concedidas el día anterior por el Gobierno, prefieren leerlas bien antes de opinar. Claro que Velázquez ha señalado que “suenan a subvenciones, pero somos grandes consumidores de energía y soportamos en gran medida los costes del sistema eléctrica”. Barceló ha añadido que “no hay ninguna garantía de rentabilidad para la siderúrgica”, mientras en Europa se escucha que hay que garantizar la rentabilidad de otras muchas cosas, pero “¿por qué hay que garantizar la de alguien hace una inversión a su riesgo y ventura?”, se ha preguntado.

Sobre las últimas ayudas electrointensivas concedidas el día anterior por el Gobierno, prefieren leerlas bien antes de opinar. Claro que Velázquez ha señalado que “suenan a subvenciones, pero somos grandes consumidores de energía y soportamos en gran medida los costes del sistema eléctrico

Los altos precios de la energía fueron la principal razón de que la producción de acero cayera un 20% en 2022, respecto a 2021 y situándose en una cifra similar a la del año de la pandemia. Otras fueron determinadas paradas por mantenimiento y la necesidad de algunas empresas de acogerse a ERTE. Barceló ha señalado que siguen esperando que viendo los mercados de futuros “seguimos esperando precios altos” y están a la espera de que haya alguna buena noticia con la reforma europea del mercado mayorista (‘pool’) de electricidad “que permita a la industria siderúrgica tener un precio estable, competitivo y predecible”, eso sí, dicha reforma ha recibido miles de enmiendas y no logró acuerdo en la última reunión de los ministros de Energía comunitarios. Además, las ventas (entregas) cayeron un 13%, algo más que el año del Covid; pero aumentaron las importaciones de fuera de la Unión Europea, dado que la crisis energética se ha vivido en el viejo continente, e hicieron que no bajara tanto la demanda: y las exportaciones siguieron en descenso (-14%).

Andrés Barceló

 

Barceló ha pedido “no caer en el síndrome de Estocolmo”, porque ahora el precio del gas, que se quedó cerca de los 100 euros por megavatio hora (MWh) de media en 2022, está en 42€/MWh, por encima del doble de lo que solía estar. Y también está la subida del CO2, que supone un 40% del coste de una central de ciclo combinado. Por su parte, la electricidad superó los 200€/MWh de media en 2022. El director general de Unesid ha recordado que “el tope ibérico tiene luces y sombras, porque pagas menos pero tienes que compensar” a los productores, y encima “los consumidores españoles hemos estado subvencionando a franceses y portugueses” (estos no pagan la compensación).

Barceló subraya que en España “se paga un coste de energía muy superior al de nuestros competidores” y también hay un problema de acumulación de ayudas en algunos Estados miembros (Alemania y Francia representan el 77% del total)

Asimismo, ha subrayado que en España “se paga un coste de energía muy superior al de nuestros competidores” y también hay un problema de acumulación de ayudas en algunos Estados miembros (Alemania y Francia representan el 77% del total de ayudas), pero si esto continúa “nos podemos encontrar con una desventaja competitiva los países que no somos tan ricos o donde los gobiernos tienen otras prioridades”. Por todo ello, tanto Velázquez como Barceló piden que se reconozca el compromiso y el esfuerzo de la industria del acero con la sostenibilidad, porque “el producto es bueno, duradero y eternamente reciclable y todos nuestros residuos son valorizables”. Un reconocimiento que pasa por aumentar las compras públicas y que estas no se hagan solo por precio, al mismo tiempo que se aumenta el apoyo público a las inversiones en descarbonización porque son cuantiosísimas y “hay tecnologías que todavía no están maduras”, ha señalado Barceló.

Y ojo, el PERTE de Descarbonización se está retrasando mucho (ahora se espera que se someta a consulta pública) y aún lo hará más con el 23-J, pero en el entretanto ha surgido la competencia de la ley de EEUU para reducir el impacto de la inflación (la conocida como ley IRA). Asimismo, el Pacto nacional por la Industria sigue sin ser una realidad y se ha visto, de nuevo, frustrado ante las elecciones, por lo que parece que el objetivo de que el 20% del PIB sea industrial que se estableció para 2020 y después para 2030, se volverá a postergar al 2040, según Velázquez. Además, a nivel europeo se está tramitando el mecanismo de ajuste en frontera del CO2, pero no entrará en vigor hasta 2026, por lo que nos seguimos jugando que se dejen de hacer inversiones y producción aquí y se lleve fuera con muchas más emisiones.