Marc Murtra nunca renunció a asumir funciones ejecutivas en Indra y ahora está más cerca que nunca de lograrlo. La figura del presidente sube mientras Cristina Ruiz e Ignacio Mataix, consejeros delegados del negocio de TI y de la división de T&D, respectivamente, bajan.

La primera, por rebelde y el segundo, por mala gestión al frente de la división más rentable del grupo. Ambos provienen de la etapa anterior -Ruiz fue nombrada Ceo en diciembre de 2017 y Mataix, en enero de 2018- reportaban directamente al entonces presidente ejecutivo, Fernando Abril-Martorell. Ese modelo de gobernanza, sin embargo, no funciona si el presidente no es ejecutivo.

Desde que Murtra llegó a INDRA -en mayo se cumplirá el primer año-, su objetivo ha sido reforzar su posición frente a un Consejo de Administración en el que los consejeros independientes, liderados por Alberto Terol, le plantaron cara e impidieron su nombramiento como ejecutivo. Pero eso es ya parte de la historia de la compañía. Terol está cada vez más orillado y no renovará mandato en la Junta de Accionistas del 23 de junio.

Relacionado

Y mientras el Consejo se ha ido debilitando, la Sepi, esto es, el Estado, ha ido ganando fuerza de tal manera que en febrero de este año anunció que aumentará su participación del 18 al 28% del capital. En resumen, la oposición interna al presidente es actualmente más débil frente a una Sepi decidida a controlar la compañía en un momento en el que el Gobierno Sánchez aumentará el presupuesto destinado a Defensa.

La transición en INDRA no ha finalizado, pero está cada vez más cerca de hacerlo. Y en la Junta de Accionistas de junio, Murtra será presidente ejecutivo con plenos poderes.