Elke König junto al presidente del Consejo de Supervisión del BCE, Andrea Enria
Seguramente recordarán la comparecencia de Elke König en el Congreso, concretamente, en la comisión de investigación sobre la crisis financiera. Fue el día 11 de diciembre de 2017, siete meses después de intervenir el Popular y dárselo al Santander por un euro. La chulería de König fue tal, que la presidenta de la comisión, la canaria Ana Oramas, finalizó la sesión reprochándole su actitud.
Cuatro años después -septiembre de 2021- la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR), tuvo que declarar ante el juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, por la intervención del Popular. Lo hizo, pero a distancia, por pantalla, porque tenía miedo de ser detenida por la causa penal abierta por el caso Popular. Su comparecencia, en cualquier caso, fue una vergüenza y otra muestra más de su desprecio por las instituciones españolas.
Este jueves, sin embargo, la situación era completamente distinta y König, tras la sentencia del pasado uno de junio con la que el TJUE consumó la infamia, intervino en la mesa redonda “The future is here: challenges to banking business models”, celebrada en el Banco de España. Y lo hizo de manera presencial.
No solo eso, mostró una actitud totalmente distendida y se atrevió, incluso, a bromear en algunos momentos del debate. En pocas palabras, estuvo a gusto. Claro que, además de la sentencia, el panel colaboró en su relajación. Hablamos de Ana Botín, Margarita Delgado y Andrea Enria, que trataron asuntos como las bigtech, la subida de tipos del BCE, la inflación y los criptoactivos.
Lo más destacable, que König ya no tiene miedo de venir a España. Igual se la encuentran paseando por la calle.